En 1844, en una pequeña ciudad industrial de Inglaterra, 28 trabajadores textiles cambiaron la historia. No tenían grandes capitales ni padrinos políticos. Tenían algo más poderoso: La convicción de que podían construir una economía basada en la justicia, la cooperación y la dignidad humana.
Esos hombres y mujeres fundaron la “Sociedad de los Equitativos Pioneros de Rochdale”. No solo establecieron una tienda de consumo solidario; sentaron las bases de un modelo que hoy inspira a millones en todo el mundo: El Cooperativismo.
Pero ¿qué pensarían si vieran las cooperativas actuales? ¿Se sentirían orgullosos? ¿O acaso se preguntarían en qué momento nos alejamos tanto de su sueño?
Hoy, más que recordar su historia, necesitamos interpelarnos desde su ejemplo. ¡Preguntarnos qué harían o qué dirían ellos si estuvieran en nuestro lugar!
De la tienda humilde a la cooperación transformadora
Los pioneros no se conformaron con abrir una tienda. Definieron principios. Construyeron reglas claras. Practicaron valores: democracia, equidad, educación, autonomía.
Entendieron que una cooperativa no es solo una empresa diferente, sino una escuela de ciudadanía económica. Un instrumento para empoderar personas, no para reproducir la lógica capitalista en versiones más “amables”.
Cada libra esterlina que movían en su tienda era un acto político. Cada decisión, un ejercicio de construcción colectiva. Cada socio, un dueño y un aprendiz.
El espejo incómodo de las cooperativas actuales
Hoy existen cooperativas inmensas, con activos millonarios, plataformas tecnológicas sofisticadas y presencia global. Sin embargo, también existen desviaciones preocupantes:
- Cooperativas de ahorro y crédito que operan como bancos comerciales, más preocupadas por la rentabilidad y por cumplir con la regulación aplicable, que por la inclusión financiera.
- Cooperativas de vivienda donde los proyectos habitacionales priorizan la plusvalía inmobiliaria más que el acceso digno a una vivienda.
- Cooperativas de producción o pesca que reproducen relaciones laborales jerárquicas, olvidando la equidad entre sus miembros.
- Cooperativas de salud que gestionan servicios médicos como simples negocios de atención privada.
- Cooperativas de turismo que privilegian el turismo de masas, con lógicas extractivistas, sobre el turismo comunitario y sustentable.
- Cooperativas de seguros que olvidan su rol solidario y operan guiadas por criterios meramente comerciales.
En muchas, sino es que en la gran mayoría de las cooperativas, los socios no se sienten dueños de la empresa, se ven a si mismos solamente como clientes y a las cooperativas las ven solo como un proveedor más de los productos o servicios que requieren para satisfacer sus necesidades.
Estas desviaciones muestran cómo, a pesar del crecimiento económico o institucional, el espíritu cooperativo puede debilitarse si no se cultiva conscientemente.
¿Qué harían hoy los pioneros?
Es muy arriesgado suponer que pensarían o harían hoy Los Pioneros de Rochdale, pero conociendo su historia e ideales, me atrevo a plantear lo siguiente:
- Volverían a formar a cada socio Educar a los asociados era para ellos una prioridad. Entendían que sin formación crítica, la cooperativa perdería su esencia. Hoy exigirían programas de educación cooperativa sistemática, profundizando no solo en cuestiones administrativas, sino en conciencia social, democracia participativa y solidaridad.
- Pondrían la participación real en el centro No tolerarían estructuras cerradas ni asambleas donde todo está decidido antes de votar. Impulsarían debates auténticos, procesos de deliberación previa, consultas abiertas a los socios en todas las cooperativas, desde las pequeñas de producción hasta las grandes de servicios.
- Recordarían que la rentabilidad es un medio, no un fin Sostenibilidad económica, sí; pero jamás a costa de perder el compromiso social. Una cooperativa de ahorro debe incluir. Una cooperativa de salud debe garantizar atención humana y solidaria. Una cooperativa de vivienda debe priorizar hogares dignos sobre la especulación.
- Promoverían la renovación de liderazgos Fomentarían procesos de renovación periódica en los órganos de gobierno, evitando que unos pocos se adueñen de las estructuras. Abrirían espacios para jóvenes, mujeres, y nuevos liderazgos comunitarios.
- Defenderían la cooperación entre cooperativas El sexto principio sería innegociable. Cooperativas de distintos sectores se apoyarían, compartirían tecnología, conocimientos, cadenas de valor y espacios de incidencia política.
- Innovarían sin perder la identidad Incorporarían tecnología y modernización solo como herramientas para democratizar el acceso, mejorar la eficiencia al servicio de los socios y proteger la identidad cooperativa.
Los pioneros no aplaudirían el “crecimiento vacío”
Crecimiento en activos sin crecimiento en participación. Crecimiento en infraestructura sin crecimiento en democracia interna. Crecimiento en productos y servicios, sin crecimiento en compromiso solidario.
Eso no era su sueño. Su sueño era una economía de las personas para las personas, no una imitación mejorada del sistema que buscaban transformar.
Una mirada crítica pero esperanzadora
No se trata de negar los logros. Existen cooperativas de vivienda que luchan por el acceso a hogares dignos. Cooperativas de producción que sostienen economías rurales enteras. Cooperativas de salud que priorizan la atención preventiva y comunitaria. Cooperativas de ahorro que promueven la inclusión financiera real.
No podemos generalizar diciendo que todo esté mal, hay cooperativas de todos tamaños y en todos los sectores, que día a día se esfuerzan por mantener vivos los ideales de los Pioneros de Rochdale, por aplicar los Principios y Valores Cooperativos, pero también hay una gran e inmensa cantidad de cooperativas, chicas, medianas y grandes, en todos los países, que poco a poco se van olvidando de sus orígenes y de su verdadera vocación.
Es necesario reconocer que el riesgo de burocratización, de elitización, de mercantilización existe. Combatirlo requiere valentía institucional, coherencia ideológica y acción colectiva consciente.
Hoy, preguntarnos “¿qué harían o qué dirían los pioneros?” es un llamado a regenerar el cooperativismo desde adentro, en todas sus expresiones sectoriales y territoriales.
Una invitación a todos los actores cooperativos
- A los directivos, para que lideren con ética, inclusión y renovación.
- A los gerentes, para que gestionen con vocación de servicio, no como administradores de una empresa convencional.
- A los socios, para que retomen su papel activo como dueños y constructores de sus cooperativas.
- A los empleados cooperativos, para que asuman el compromiso de fortalecer desde su gestión diaria los principios y valores cooperativos.
¡Recuperar Rochdale en el siglo XXI!
Rochdale no es un museo. Es un faro. Es una referencia viva.
Cada vez que una cooperativa de vivienda promueve acceso digno, una de salud prioriza la vida sobre el lucro, una de producción apuesta por la equidad, una de ahorro y crédito fomenta la inclusión financiera y el bienestar social por encima del beneficio económico, una de turismo comunitario pone a las comunidades en el centro, o cualquier tipo de cooperativa actúa con principios, transparencia y compromiso solidario, están honrando a los pioneros.
Cada vez que olvidamos esos principios, nos alejamos de su sueño.
Hoy, más que nunca, el mundo necesita cooperativismo genuino: proyectos donde la economía se ponga al servicio de la vida.
¡Hoy más que nunca, necesitamos volver a Rochdale, no para copiar su forma, sino para encender su espíritu en cada decisión, en cada cooperativa, en cada sueño solidario que construimos juntos!
🖋️ Este artículo forma parte de la serie Pensamiento Cooperativo Crítico | Reflexión y Conciencia desarrollada por Ramón Imperial Zúñiga para Pinos-Coop.

Author: Ramón Imperial Zúñiga
Socio fundador de Cooperativa PINOS y la Academia online 5to-Principio, Consultor en Cooperativismo y ESS especialista en Estrategia y Gobernanza, Reconocido escritor con 40 años de experiencia internacional en liderazgo cooperativo.