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Revolut llega a México: Innovación global que desafía a bancos y reta a las cooperativas

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Revolut llega a México: Innovación global que desafía a bancos y reta a las cooperativas

En un hito importante para el ecosistema financiero mexicano, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), junto con el respaldo de Banco de México, ha otorgado la licencia bancaria final a Revolut para operar en México como institución de banca múltiple. Este movimiento abre nuevas oportunidades, cambia el panorama competitivo y exige que bancos tradicionales y cooperativas actualicen su juego.

¿Qué es Revolut y cuáles son sus ventajas competitivas?

Revolut nació en Reino Unido en 2015 como un neobanco global, con una propuesta de valor 100 % digital: cuenta, tarjeta, manejo de múltiples divisas, transferencias internacionales, ahorro y más, todo desde una app.
Entre sus características más destacadas están:

  • Onboarding 100 % móvil, sin largas filas ni papeleo físico.
  • Multidivisa: capacidad de tener saldo y gastar en decenas de monedas, ideal para viajeros, e-commerce global y personas con flujo internacional.
  • Transferencias internacionales y mecanismos de pago competitivos en tipo de cambio y comisiones.
  • Tarjetas físicas y virtuales, con opciones de control y seguridad avanzadas (por ejemplo tarjetas “descartables” para compras online).
  • Ahorro, presupuesto y funcionalidades de control financiero integradas en la app.
  • En muchos mercados, modelos de suscripción escalonados que ofrecen beneficios adicionales (por ejemplo cuentas premium, seguros, recompensas).
  • Como banco, ofrece cobertura de depósito (en México, al operar como banco, entrará en el esquema del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), lo que fortalece la confianza).

Estas ventajas le permiten a Revolut moverse ágilmente, captar usuarios jóvenes y digitales, y competir en segmentos que muchas instituciones tradicionales apenas comienzan a atender.

¿Qué representa para los bancos tradicionales?

Los bancos más “clásicos” enfrentan varios retos ante la llegada de Revolut:

  • Las expectativas de los clientes están cambiando: quieren rapidez, interfaz intuitiva, tarifas transparentes y servicios globales desde su móvil. Un neobanco como Revolut entra directamente en ese terreno.
  • Los costos de operación de los bancos tradicionales son a menudo más altos (infraestructura, sucursales físicas, procesos heredados), lo que puede limitar su capacidad de competir en tarifas o experiencias digitales.
  • La captura de nuevos nichos: usuarios jóvenes, freelancers internacionales, personas que viven o trabajan en el extranjero o en remesas, pueden preferir soluciones ágiles como Revolut.
  • El riesgo de desgaste de la “marca bancaria tradicional” como sinónimo de lentitud o complejo, frente a un “fintech” ágil y global.

Claro, los bancos tienen ventajas importantes: mayor escala, cobertura nacional, relaciones reguladas, infraestructura robusta, experiencia en crédito y servicios derivados. Pero la llegada de Revolut los obliga a acelerar su transformación: digitalización, experiencia de cliente, nuevos modelos de negocio y reconsideración de tarifas.

¿Qué implica esto para las SOCAPS (Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo)?

Para las SOCAPS —organizaciones cooperativas que captan ahorro de los socios y ofrecen crédito— la irrupción de Revolut representa tanto un reto como una oportunidad. Veamos las dos caras:

Retos:

  • Si los socios más jóvenes o con perfil digital comienzan a ver como alternativa un banco ágil como Revolut, las SOCAPS podrían perder captación de nuevos miembros o depósitos si no ofrecen una experiencia competitiva.
  • Los servicios de remesas, cambio de divisas, pagos internacionales o multicanalidad podrían quedar fuera del portafolio estándar de muchas SOCAPS, lo cual puede abrir brechas.
  • Dado que un banco como Revolut opera a escala global y con tecnología de punta, las SOCAPS pequeñas pueden sentirse en desventaja tecnológica o estratégica.

Oportunidades y ventajas intrínsecas de la naturaleza cooperativa:

  • Las SOCAPS están, por definición, al servicio de sus socios: los beneficios no van principalmente a accionistas externos sino a la comunidad. Esto genera confianza, sentido de pertenencia y vínculos más fuertes (una ventaja que no suele tener un banco global).
  • Pueden aprovechar su cercanía local, conocimiento del socio, adaptabilidad y enfoque en micro-préstamos, ahorro orientado a la comunidad, educación financiera personalizada.
  • Tienen la opción de alianzas estratégicas entre ellas para generar economías de escala: compartir plataforma digital, licencias tecnológicas, procesos comunes, agrupaciones regionales para desarrollar apps cooperativas, pagos móviles y otras funcionalidades.
  • Pueden mantener y acentuar los valores de la “cooperativa”: gobernanza democrática, distribución de excedentes, compromiso social, educación financiera, inclusión. Esa propuesta de valor puede convertirse en su “diferencial” frente a bancos y empresas globales.
  • Pueden incorporar la tecnología sin perder su esencia: por ejemplo, lanzar una app cooperativa que permita tarjetas virtuales, ahorro programado, remesas, alianzas con corresponsales, todo bajo la bandera de “tu cooperativa te acompaña”.

Qué hacer concretamente:

  • Acelerar la digitalización del onboarding, los procesos KYC, la banca móvil, las notificaciones en tiempo real.
  • Evaluar y/o desarrollar funcionalidades como tarjetas virtuales, multicanalidad, integración de remesas o cambio de moneda (al menos simplificado para socios que tienen flujo internacional).
  • Crear alianzas cooperativas para compartir costos tecnológicos: consorcios entre SOCAPS que permitan plataforma común, desarrollo conjunto, compras de licencias, outsourcing tecnológico.
  • Comunicar activamente el valor cooperativo: educación financiera, transparencia, gobernanza participativa, beneficios al socio, “participación en los excedentes” como ventaja frente a bancos globales.
  • Segmentar nichos donde las SOCAPS históricamente tienen ventaja: micro-negocios locales, comunidades, ahorro de proximidad, crédito personalizado, inclusión financiera.
  • Mantener una mentalidad de “ecosistema financiero” no solo como captación de ahorro y otorgamiento de crédito, sino como proveedor de servicios financieros digitales para socios actuales y potenciales.

Reflexiones finales

La llegada de Revolut a México marca un nuevo escalón en la competencia financiera. Y no llega solo: se suma al reciente ingreso de NU, otro gigante digital que también ha obtenido autorización de la CNBV para operar como banco en el país. Ambos representan una nueva generación de instituciones financieras con un modelo ágil, centrado en la experiencia del usuario y en la tecnología como motor principal.

Su presencia eleva significativamente el nivel de competencia en el Sistema Financiero Mexicano, al introducir estándares globales de innovación, servicio y eficiencia. Para las autoridades financieras, este nuevo escenario representa un reto regulatorio y de supervisión, ya que deberán equilibrar la promoción de la innovación con la protección del usuario, la estabilidad del sistema y la inclusión financiera.

Para la banca tradicional, es una clara advertencia: la transformación digital ya no es opcional, es impostergable. Los clientes ya no comparan solo entre bancos nacionales, sino con plataformas internacionales que ofrecen apertura instantánea de cuentas, comisiones transparentes, experiencia digital fluida y atención 24/7.

En el caso de las SOCAPS, el desafío es igualmente grande, pero también lo es la oportunidad. No se trata de imitar a los neobancos globales, sino de combinar lo mejor de la agilidad tecnológica con la fortaleza cooperativa: la cercanía, la comunidad y el valor compartido.
Las cooperativas de ahorro y préstamo pueden fortalecer su posición si logran modernizar su infraestructura tecnológica, colaborar entre sí para generar economías de escala y diseñar productos digitales adaptados a las necesidades reales de sus socios.

En este nuevo entorno, también las Fintechs y las SOFIPOS enfrentan presión por innovar, diferenciarse y cumplir con estándares más altos de ciberseguridad, transparencia y atención al cliente. El ecosistema se vuelve más competitivo, pero también más rico en posibilidades de colaboración y alianzas estratégicas.

En un mundo donde el cliente espera rapidez, transparencia y servicio digital, las SOCAPS que sepan adaptarse —sin perder su esencia— pueden emerger fortalecidas. Y quizá lo más interesante: pueden redefinir su propuesta como “la cooperativa digital de tu comunidad”, un modelo que trasciende lo local para competir con lo global.

La tecnología está cambiando las reglas del juego, pero la confianza, los valores y la pertenencia siguen siendo diferenciadores clave.
Y en eso, las cooperativas —con su identidad solidaria, su enfoque humano y su compromiso con la comunidad— aún tienen mucho que decir y mucho que enseñar.

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Del silencio a la acción: el cooperativismo necesita incidencia política permanente

Sin incidencia política no hay defensa posible ni transformación

Por Ramón Imperial Zúñiga, Julio 2025

En los artículos anteriores de esta serie, hemos tratado de describir, analizar y entender un problema que rebasa las fronteras de un solo país. Lo que ocurre hoy en Ecuador —donde se ha abierto la posibilidad legal de que cooperativas de ahorro y crédito se conviertan en bancos en un plazo de 90 días— no es solo una crisis puntual. Es una amenaza sistémica, una advertencia global.

No es únicamente un problema jurídico, técnico o económico. Es una señal de alerta que nos obliga a revisar nuestras propias debilidades como movimiento: la fragilidad de nuestra identidad, la escasa participación de los socios, la falta de integración entre organizaciones y —como abordaremos hoy— nuestra ausencia en los espacios de poder y toma de decisiones.

Porque si el cooperativismo no tiene presencia política real, si no está en la mesa donde se toman las decisiones que le afectan, queda a merced de otros intereses. Y eso no puede continuar.

El cooperativismo necesita hacer política… sin ser partidista

A lo largo de su historia, el cooperativismo ha sido, en esencia, una propuesta política. No en el sentido tradicional de los partidos o campañas, sino en su concepción más profunda: una forma distinta de organizar la economía y la sociedad, centrada en la dignidad de la persona humana.

Por eso, es un error pensar que el cooperativismo debe mantenerse “alejado de la política”. Lo que debe evitarse, sin duda, es el partidismo. Pero no la incidencia política.

Las cooperativas deben tener presencia constante en los parlamentos, en los espacios de diálogo con el poder ejecutivo, en las comisiones de legislación, en los organismos de consulta pública, en los medios de comunicación política. No como invitados esporádicos, sino como actores permanentes.

El cooperativismo tiene voz propia. Tiene propuestas. Tiene una base social masiva. Y tiene derecho y deber de hacerse escuchar.

El peso social del cooperativismo debe hacerse sentir

En América Latina, el cooperativismo representa a más de 200 millones de personas si se suman directamente los socios y sus familias. Es un tejido social impresionante, con presencia en zonas rurales, barrios populares, comunidades marginadas, sectores urbanos y regiones remotas. Y sin embargo, ese peso social no se traduce en poder político real.

¿Por qué? Porque muchas veces el movimiento no ha sabido construir sus propias estrategias de incidencia. O ha tenido temor de ser confundido con algún partido. O ha preferido mantenerse al margen de los debates, esperando que “no lo toquen”.

Ese silencio, esa pasividad, tiene un precio. Y hoy lo estamos viendo.

Es hora de cambiar. Es hora de asumir que la defensa del modelo cooperativo requiere presencia pública, relaciones institucionales, vínculos con actores políticos, alianzas con otros movimientos sociales. La neutralidad no puede convertirse en invisibilidad.

Una vía distinta: ni de izquierda ni de derecha

El cooperativismo no es de izquierda ni de derecha. Y eso no es una debilidad: es una fortaleza.

Porque no propone simplemente una alternativa política, sino una lógica diferente. En el centro del cooperativismo no está el capital, ni el Estado, ni el mercado. Está la persona. El ser humano. Su dignidad, sus derechos, su capacidad de organizarse libremente para satisfacer sus necesidades.

Por eso el cooperativismo puede dialogar con todos los sectores políticos. Puede hacer propuestas económicas con responsabilidad social. Puede impulsar leyes más justas. Puede promover la inclusión sin polarizar. Puede ser un puente entre visiones diferentes, siempre que su voz sea clara y firme.

Esta visión debe ser la base de su incidencia política: no buscar el poder por el poder, sino influir en las decisiones que afectan a las personas, al desarrollo territorial, a la equidad y a la economía social.

Neutralidad política y presencia estratégica

Sin embargo, para que esta incidencia política sea efectiva y creíble, es indispensable mantener una neutralidad partidista absoluta. No es conveniente incrustar en las cooperativas a políticos de carrera, pues tarde o temprano aparecerá la tentación de arrastrar a los socios y a la propia cooperativa hacia una corriente política específica.

Es un error politizar a la cooperativa. Sus dirigentes y principales líderes no deberían participar activamente como militantes de partidos, porque eso pone en riesgo la unidad interna, debilita la confianza de los socios y puede utilizar a la cooperativa como plataforma electoral. El movimiento cooperativo debe mantenerse neutral, y esa neutralidad debe ser cuidada con rigor.

Esto no significa que los dirigentes deban aislarse de la vida pública. Muchos partidos políticos buscan incorporar en sus plataformas a líderes de la sociedad civil, y en ese espacio sí puede participar un dirigente cooperativo, siempre que actúe como representante del movimiento cooperativo, defendiendo sus principios, valores y necesidades, y no como integrante activo de un partido.

Un ejemplo exitoso de esta estrategia fue el programa impulsado hace algunos años por Cooperativas de las Américas, denominado “Parlamentarios Amigos del Cooperativismo”. La iniciativa consistía en identificar a legisladores de distintos partidos —diputados, senadores o parlamentarios— que, más allá de sus colores políticos, se comprometieran a apoyar al cooperativismo y a defenderlo en los congresos nacionales. Esta experiencia dio muy buenos resultados en países como Colombia, Argentina, Brasil y Chile, logrando aprobar leyes favorables y detener iniciativas que podían dañar al sector. Es un modelo que debería retomarse y mantenerse de manera permanente.

Lo esencial es que el cooperativismo tenga presencia política constante, sin partidismos, y que mantenga un diálogo abierto con los principales partidos y actores políticos de cada país. De esta forma, podrá anticiparse a posibles iniciativas legales que lo afecten, intervenir a tiempo en los debates y presentar propuestas constructivas antes de que las decisiones estén tomadas.

El cooperativismo no puede seguir actuando solo cuando la crisis ya es inminente. Debe estar en los espacios donde se decide su futuro, no para buscar privilegios, sino para defender su derecho a existir y a cumplir su misión social.

Lo que hemos aprendido en esta serie

Para cerrar esta serie de cinco artículos, vale la pena resumir las reflexiones y posibles aprendizajes que hemos intentado compartir en cada uno de ellos:

  • Artículo 1: Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…
    Explicamos el caso ecuatoriano como un síntoma de algo más profundo: la amenaza real de que el modelo cooperativo sea desnaturalizado por decisiones políticas o intereses económicos. Advertimos que este no es solo un problema local, sino un precedente peligroso para toda América Latina y el mundo.
  • Artículo 2: De cooperativas a bancos: desnaturalización del modelo cooperativo
    Analizamos lo que implica convertir una cooperativa en banco: no solo un cambio jurídico, sino una transformación profunda de la lógica organizativa, de la propiedad, de los valores. Incorporamos ejemplos reales como el caso de Caja Libertad en México, y la importancia de leyes que protejan la identidad cooperativa.
  • Artículo 3: Sin educación cooperativa, no hay defensa posible
    Reafirmamos que una base social ignorante es una base vulnerable. Sin educación permanente, los socios dejan de sentirse dueños. El 5º Principio no es un lujo, es una estrategia de supervivencia. Hay que educar, informar, formar y transformar desde adentro.
  • Artículo 4: Integración cooperativa: la fortaleza que no estamos aprovechando
    Examinamos el debilitamiento del 6º Principio. El movimiento cooperativo está fragmentado, no solo entre sectores, sino incluso dentro del mismo país. Sin unidad, no hay fuerza. Y sin fuerza, no hay defensa. La integración es urgente, en lo nacional, regional y continental.
  • Artículo 5: Del silencio a la acción
    Hemos enfatizado la necesidad de una incidencia política permanente. El cooperativismo no puede seguir siendo un actor invisible. Debe influir. Debe participar. Debe defenderse. Y debe proponer.

Esperanza, acción y compromiso

Tenemos esperanza. A pesar del riesgo, confiamos en que el problema que enfrenta hoy el movimiento cooperativo de Ecuador puede y debe resolverse antes de que se cumpla el plazo de los 90 días. El movimiento nacional está activo. Varios organismos internacionales ya se han pronunciado. Hay apoyo, hay conciencia creciente.

Pero aún falta mucho. Hace falta más unidad, más visibilidad, más presión constructiva. Y sobre todo, hace falta que cada país reaccione. No para imponer, sino para acompañar. No para señalar, sino para solidarizar.

Porque hoy es Ecuador. Pero mañana puede ser cualquier otro país.
Y si no aprendemos en cabeza ajena, nos tocará sufrir en carne propia.

Un llamado final

Desde esta tribuna, desde este espacio, con humildad y convicción, hago un llamado a:

  • Las confederaciones y federaciones nacionales: movilícense. Emitan pronunciamientos. Hablen con sus gobiernos. Defiendan el modelo cooperativo con firmeza y estrategia.
  • Los organismos continentales y mundiales: intensifiquen su acción. No basta con publicar comunicados. Necesitamos gestiones diplomáticas, campañas públicas, incidencia efectiva.
  • Las cooperativas individuales: infórmense, eduquen a sus socios, participen en sus redes nacionales. No se aíslen.
  • Los líderes políticos y sociales: escuchen al cooperativismo. No lo vean como competencia, sino como aliado del desarrollo.
  • Cada persona cooperativista: que su voz se escuche. Que su acción se sienta. Que su compromiso se multiplique.

“El cooperativismo es una fuerza transformadora. Pero solo lo será si decide dejar de ser espectador y se convierte en actor protagónico de su propio destino.”

Hoy más que nunca, necesitamos pasar del silencio… a la acción.

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Integración cooperativa: la fortaleza que no estamos aprovechando

El 6to Principio olvidado y las consecuencias de caminar divididos

Por Ramón Imperial Zúñiga, Julio 2025

En los artículos anteriores de esta serie, hemos abordado la amenaza que enfrenta el cooperativismo ecuatoriano, la desnaturalización del modelo cooperativo y la urgencia de reactivar la educación como herramienta de defensa. Pero aún falta tratar uno de los temas más sensibles y determinantes: la desintegración del movimiento cooperativo, tanto a nivel nacional como internacional.

A pesar de que la cooperación entre cooperativas es uno de los principios fundamentales proclamados por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), el 6º Principio —la integración— es quizás el más olvidado o incumplido. Lo vemos en casi todos los países: cooperativas que operan como entes aislados, federaciones débiles, confederaciones fragmentadas, relaciones intersectoriales inexistentes. Y esto tiene consecuencias reales y graves.

Frente a amenazas como la que se vive hoy en Ecuador, esta falta de integración se vuelve un problema estructural. Porque un movimiento dividido es un movimiento débil. Y un movimiento débil es presa fácil de intereses ajenos.

El 6º Principio: una promesa incumplida

La cooperación entre cooperativas no es solo un ideal bonito. Es una necesidad estratégica. Se basa en la idea de que, al unirnos, multiplicamos nuestras capacidades. Compartimos conocimiento, generamos sinergias, defendemos juntos nuestras causas y consolidamos nuestra identidad común.

Pero en la práctica, este principio se ha debilitado. En muchos países, las cooperativas no se conocen entre sí. Operan en sus propios nichos, sin contacto real con otras del mismo sector, y mucho menos con las de sectores diferentes. Algunas ni siquiera están afiliadas a federaciones o confederaciones. O si lo están, no participan activamente.

El resultado es una red rota, frágil. Y cuando llega una amenaza —como ahora en Ecuador—, no hay capacidad real de movilización, ni de defensa conjunta. Se actúa tarde, o de forma dispersa.

Integración sectorial: del individualismo a la cooperación

En el caso de las cooperativas de ahorro y crédito, la falta de integración interna es un problema crítico. Muchas de estas cooperativas funcionan como si fueran instituciones financieras convencionales, centradas en sus metas de crecimiento, sin generar lazos con sus pares. La competencia se impone sobre la colaboración.

Este aislamiento debilita la capacidad de reacción. Porque ante una amenaza legal, política o reputacional, cada cooperativa queda sola, sin una red sólida que la respalde, sin una voz colectiva que la defienda.

Por otro lado, aquellas que sí están integradas en redes fuertes —federaciones, uniones, confederaciones— cuentan con mejores herramientas para actuar, visibilizarse, gestionar con autoridades y organizar estrategias comunes.

La integración sectorial no es burocracia: es supervivencia. Y también es eficiencia: permite aprovechar economías de escala en áreas que muchas veces pasamos por alto. Imaginemos el ahorro que podría lograrse si varias cooperativas, en lugar de comprar por separado, unieran esfuerzos para adquirir en conjunto equipos de cómputo, mobiliario de oficinas, vehículos utilitarios o incluso servicios especializados como seguros, plataformas tecnológicas o capacitación. No solo se obtendrían mejores precios, sino también mayor calidad y condiciones de servicio, liberando recursos que podrían destinarse a educación, innovación o desarrollo social.

Este tipo de integración práctica ya ocurre en algunos países y demuestra que es posible. Varias federaciones en América Latina han creado marcas colectivas que fortalecen la identidad y la confianza en el sector, además de aumentar la capacidad de negociación con proveedores y de posicionamiento ante los consumidores.

Un ejemplo inspirador a nivel internacional es el de Inglaterra, donde en los últimos años se ha impulsado un proceso de unificación de diversos sectores cooperativos bajo una misma marca: “Co-op”. Esta estrategia conjunta ha fortalecido la presencia de las cooperativas en el mercado, haciéndolas más visibles y competitivas frente a las grandes cadenas tradicionales, sin perder su identidad cooperativa.

La cooperación entre iguales también permite desarrollar proyectos compartidos que, de forma aislada, serían imposibles: sistemas de información integrados, centros de innovación tecnológica, plataformas de comercio electrónico o incluso fondos solidarios que respalden a las cooperativas más pequeñas en momentos de crisis. Estos mecanismos no solo optimizan recursos, sino que aumentan la capacidad de impacto social y fortalecen la confianza de la comunidad.

En pocas palabras, integrarse no es perder autonomía, es multiplicar capacidades. La verdadera fortaleza del cooperativismo no está en el tamaño individual de cada entidad, sino en lo que pueden hacer juntas.

Integración intersectorial: una deuda histórica

Más allá del sector financiero, existe otra fractura: la falta de articulación entre sectores cooperativos. Las cooperativas agrícolas, de consumo, de vivienda, de salud, escolares, de trabajo, tecnológicas… muchas de ellas trabajan solas, aisladas, sin relacionarse entre sí.

Esto genera una pérdida de potencia colectiva. Porque si todos los sectores cooperativos se articularan, podrían tener una voz social y política muchísimo más fuerte, un peso institucional real, y una capacidad de movilización que sería difícil de ignorar por gobiernos o actores económicos.

La verdad incómoda es que los sectores cooperativos casi no se ven entre sí. No hay espacios reales de encuentro, ni de reflexión compartida. Y cuando llega una amenaza a un sector específico, como hoy al financiero en Ecuador, los demás sectores no reaccionan, porque lo sienten ajeno, lejano, como si no fuera su lucha.

Fragmentación nacional: el caso de cada país

Este problema se repite en diferentes grados en casi todos los países del continente. En muchos casos, existen múltiples federaciones con poca articulación entre ellas, o conflictos históricos no resueltos que impiden la cooperación. En otros, hay organismos nacionales que existen en el papel, pero que tienen escasa representatividad o capacidad de acción.

Hay países donde la fragmentación ha llevado incluso a situaciones de competencia institucional, debilitando la interlocución con el Estado y dando pie a regulaciones desfavorables o poco consultadas.

En este contexto, la unidad del cooperativismo ecuatoriano es crucial. Si sus organismos representativos no actúan como un solo cuerpo, si las cooperativas no se alinean, si no se genera una estrategia conjunta con liderazgo y vocería clara, la defensa frente a la actual amenaza será débil.

Y lo mismo aplica para el resto de América Latina: sin estructuras nacionales cohesionadas, el cooperativismo no podrá incidir en las políticas públicas ni defender su identidad.

¿Y la integración continental?

A nivel continental, contamos con organismos como Cooperativas de las Américas, COLAC, CCC-CA, entre otros, que han desempeñado un papel importante en distintos momentos. Sin embargo, frente a amenazas tan graves como la actual, se necesita una reacción mucho más fuerte, visible y sostenida.

No basta con pronunciamientos en redes sociales. Se necesitan:

  • Cartas dirigidas directamente a presidentes y congresos.
  • Reuniones con organismos multilaterales.
  • Campañas de sensibilización pública.
  • Apoyo técnico y jurídico.
  • Movilización solidaria entre países.

Además, se requiere fortalecer los vínculos entre los organismos continentales y las confederaciones nacionales. A menudo hay una distancia excesiva entre lo regional y lo local, lo que limita la eficacia de las acciones.

Fortalezas desaprovechadas

En América existen organizaciones nacionales muy fuertes, con gran legitimidad y experiencia: OCB en Brasil, Cooperar en Argentina, CONCAMEX en México, FEDECOAC en Paraguay, FEDPA en Panamá, FEDECACES en El Salvador, FACACH en Honduras, entre muchas otras.

Si todas estas organizaciones se expresaran juntas en defensa del cooperativismo ecuatoriano, el impacto sería enorme. El gobierno de Ecuador no podría ignorarlo. La presión diplomática, institucional y social sería mucho mayor.

Pero para eso se necesita liderazgo, coordinación y voluntad de actuar como un solo cuerpo. No podemos seguir operando como islas.

¿Qué podemos hacer?

  • Reactivar y fortalecer las federaciones y confederaciones nacionales, con una agenda común, moderna y proactiva.
  • Redefinir los modelos de los organismos de integración, seguimos funcionando igual desde hace varias décadas y los tiempos han cambiado, se podrían incorporar en las federaciones y confederaciones nuevos esquemas, nuevas plataformas, aprovechar mejor la tecnología.
  • Impulsar espacios de diálogo intersectorial, con agendas compartidas entre cooperativas de distintos sectores.
  • Establecer mecanismos ágiles de respuesta continental, para actuar frente a amenazas o crisis.
  • Invertir en tecnologías de articulación, como plataformas digitales de cooperación, comunicación instantánea y capacitación conjunta.
  • Crear campañas públicas unificadas, que muestren el rostro humano y social del cooperativismo.

Un llamado a la unidad

La situación en Ecuador debe servirnos como espejo. No solo para alertarnos, sino para reconocer nuestras propias debilidades como movimiento. Porque si el cooperativismo ecuatoriano se ve amenazado y responde solo, sin el respaldo contundente de la región, el mensaje que se envía es que somos un movimiento sin capacidad de defensa colectiva.

Creo que también se debería valorar si conviene promover un apoyo internacional más allá de nuestro continente, de América, que pasaría si el gobierno de Ecuador recibiera peticiones concretas de organismos cooperativos de Europa, de Asía, de África o de Oceanía?, seguramente el impacto sería mayor… En esto, la Alianza Cooperativa Internacional, ACI, podría jugar un rol muy importante, pero es necesario que los organismos de Ecuador que están llevando a cabo la representación institucional, definan y en su caso, soliciten el apoyo. 

Necesitamos superar viejos recelos, diferencias de enfoque, y egos institucionales. La amenaza que enfrentamos es más grande que nuestras diferencias. Es hora de recordar que solo unidos podemos defender lo que somos.

En el próximo artículo…

En el quinto y último artículo de esta serie, abordaremos un tema imprescindible: las estrategias jurídicas, políticas y diplomáticas que el cooperativismo puede y debe activar para defenderse de manera eficaz.

Veremos casos, propuestas y recomendaciones para que esta coyuntura no se repita en otros países. Porque no basta con resistir: hay que prepararse mejor para el futuro.

“La fragmentación del cooperativismo no es solo un problema interno. Es un factor de riesgo ante cualquier amenaza externa.”

Ha llegado el momento de unirnos de verdad. No por conveniencia, sino por convicción y por necesidad.

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Sin educación cooperativa, no hay defensa posible

La formación como muro de contención frente a la desnaturalización cooperativa

Por Ramón Imperial Zúñiga, Julio 2025

Si en los dos primeros artículos de esta serie abordamos la gravedad del caso ecuatoriano y los riesgos de transformar cooperativas en bancos, hoy es momento de detenernos en una dimensión menos visible, pero igual de crítica: la ausencia de educación cooperativa. Porque una cooperativa solo podrá resistir amenazas externas e internas si sus socios comprenden lo que significa ser parte de ella, si se sienten copropietarios, responsables y defensores activos del modelo.

El 5º Principio Cooperativo, proclamado por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), establece que las cooperativas deben proporcionar educación, formación e información a sus socios, dirigentes y empleados para que puedan contribuir efectivamente al desarrollo de su cooperativa. No es un principio decorativo. Es una piedra angular. Sin él, los demás principios se vacían de sentido. Y lo que es peor, la cooperativa queda expuesta a ser devorada por dinámicas ajenas a su identidad.

Un peligro silencioso que no podemos ignorar

Hoy hablamos mucho del caso de Ecuador porque es un problema visible, público, que está en la agenda de todos. Pero hay un peligro igual de grave —o incluso más delicado— que avanza de manera silenciosa en muchas cooperativas del mundo: una transformación interna, no legal ni jurídica, pero profundamente desnaturalizadora.

No se trata de leyes ni de disposiciones transitorias. Se trata de un cambio cultural y operativo, casi imperceptible, que poco a poco convierte a las cooperativas en organizaciones que funcionan, actúan y se comportan más como bancos o empresas mercantiles que como sociedades de personas.

Este tipo de transformación no se decreta con reformas ni requiere cambios estatutarios; se gesta desde dentro, en el día a día, cuando se abandonan los programas de educación cooperativa, cuando los socios dejan de sentirse dueños y participan solo como clientes, cuando las decisiones se concentran en pequeños grupos directivos sin contrapesos sociales.

Este peligro es aún más difícil de enfrentar porque no genera titulares ni provoca debates inmediatos, pero erosiona silenciosamente la esencia cooperativa. Y cuando finalmente se hace evidente, muchas veces ya es tarde para revertirlo.

Por eso la educación cooperativa no es solo un deber moral: es la primera línea de defensa contra esta desmutualización progresiva e invisible.

El cooperativismo no se hereda, se aprende

Uno de los grandes errores que hemos cometido —y lo digo como autocrítica desde dentro del movimiento— es suponer que la identidad cooperativa se conserva automáticamente, solo por estar en los estatutos o por tener décadas de existencia. Nada más lejos de la realidad. El cooperativismo no se hereda: se aprende, se comprende, se vive.

Cuando una persona entra a una cooperativa sin saber qué es, qué significa, cómo funciona ni qué derechos y deberes tiene, rápidamente asume una lógica de cliente. Se convierte en usuario de servicios financieros, no en socio de una organización. Y si las cosas van bien, no se compromete; si van mal, se va. No hay vínculo, ni lealtad, ni defensa.

Ese vacío de sentido solo puede llenarse mediante procesos formativos permanentes. Y no basta con una charla inicial o un folleto al inscribirse. Se necesita una estrategia integral y permanente de educación cooperativa, que acompañe la vida del socio desde que ingresa hasta que se retira, pasando por momentos clave de participación y formación continua.

Cuando los socios dejan de sentirse dueños

Una de las consecuencias más trágicas de la falta de educación cooperativa es la pérdida de sentido de pertenencia. Los socios dejan de sentirse dueños, pierden interés en participar en las asambleas, ya no se postulan a los consejos de administración ni exigen rendición de cuentas. La cooperativa, entonces, se convierte en una estructura burocrática, manejada por unos pocos, con una base social dormida o desinteresada.

Ese ambiente facilita dos riesgos graves:

  1. Que decisiones importantes se tomen sin consulta o sin oposición, como fue el caso de la desmutualización de algunas cooperativas.
  2. Que los espacios democráticos se vacíen, debilitando la gobernanza cooperativa y volviendo a la organización más vulnerable a presiones externas.

Y lo más doloroso es que muchas veces esta situación no surge de la mala intención de los dirigentes, sino de una cultura institucional que no prioriza al socio como sujeto central del proceso cooperativo.

El principio educativo no es un lujo, es una necesidad

Hoy más que nunca, el 5º Principio debe ser considerado una prioridad estratégica. En un entorno cada vez más competitivo, donde las cooperativas conviven con bancos, fintechs y empresas financieras, la educación no es un gasto; es una inversión en resiliencia.

Una cooperativa con socios formados, críticos, participativos y comprometidos, es una cooperativa que puede defenderse. Que puede oponerse a una transformación injusta. Que puede exigir coherencia. Que puede construir futuro.

La educación cooperativa debe incluir:

  • Conocimiento básico sobre el modelo cooperativo, sus valores y principios.
  • Formación en gobernanza democrática, derechos y deberes del socio.
  • Educación financiera básica, para que el socio entienda lo que hace su cooperativa.
  • Herramientas digitales y tecnológicas, para ampliar la participación.
  • Reflexión ética, sobre el papel de la cooperativa en la sociedad.

Tecnología y medios digitales: aliados de la educación

Hace años para que una persona ingresara como socio de una cooperativa, era un requisito indispensable que primero pasara por una serie de charlas educativas, luego eso se fue eliminando porque era una barrera que retardaba los procesos y ponía a las cooperativas en desventaja con otras entidades financieras.

Hoy en el cooperativismo eh general, estamos pagando el precio de esas decisiones, los socios ya no tienen claridad de sus derechos y obligaciones, de sus responsabilidades como dueños de la cooperativa, por eso la mayoría solo actúan como clientes y usuarios de los servicios que ofrece la cooperativa.

No se trata de regresar al pasado, de burocratizar los procesos, de poner barreras que nos impidan ser competitivos, pero vivimos en la era de la información y tenemos que ser muy creativos. Las herramientas están disponibles. No hay excusa para no hacer educación cooperativa accesible, moderna y atractiva.

Las cooperativas pueden (y deben) aprovechar:

  • Plataformas de aprendizaje virtual.
  • Aplicaciones móviles con contenidos breves y claros.
  • Podcasts, videos, infografías y cápsulas educativas.
  • Foros digitales, encuentros virtuales, debates en línea.

La clave está en usar un lenguaje sencillo, cercano, que conecte con la realidad del socio. No necesitamos doctrinas complejas ni libros difíciles. Necesitamos explicar, con claridad y pasión, qué es una cooperativa y por qué vale la pena defenderla.

Los dirigentes deben abrir espacios, no cerrarlos

Un error que a veces se comete —aunque de forma involuntaria— es que los directivos y gerentes, en su afán de “cuidar” la cooperativa, reducen la participación de los socios. Ven con recelo el disenso, evitan la crítica, limitan la información disponible. Algunos incluso prefieren que los socios “no se metan”.

Ese camino es peligroso. Porque cuando se limita la participación, se está desactivando la base del modelo cooperativo. La democracia interna no debe ser vista como una amenaza, sino como un pilar fundamental de la sostenibilidad.

Los dirigentes deben ser facilitadores de la educación cooperativa, no sus obstáculos. Deben promover la participación activa, motivar la capacitación y reconocer a los socios como verdaderos dueños. El liderazgo cooperativo no se mide solo en eficiencia financiera, sino en capacidad para cultivar una cultura democrática y participativa.

Una advertencia desde la experiencia

Volviendo brevemente al ejemplo mencionado en el artículo anterior: en México, una gran cooperativa se transformó en entidad mercantil sin resistencia interna. ¿Por qué? Porque no hubo educación cooperativa. Los socios no se sintieron dueños. No supieron defender su organización. El proceso se dio sin participación, sin debate, sin oposición real.

Fue un golpe duro, pero también un aprendizaje. Desde entonces, se han fortalecido los programas educativos en varias cooperativas mexicanas, y se han establecido mecanismos legales que prohíben la transformación del modelo sin disolución previa. Es decir: si hay educación y legislación protectora, hay defensa. Si no, hay desintegración.

¿Y Ecuador?

En el caso de Ecuador, la situación actual pone en evidencia cuánto puede llegar a depender la defensa del cooperativismo no solo de leyes y normativas, sino de la fuerza social organizada desde dentro de cada cooperativa.

No podemos saber con certeza, desde fuera, si todos los socios de las cooperativas están plenamente informados sobre lo que está ocurriendo, ni si participan activamente en la toma de decisiones, ni si cuentan con espacios regulares para el análisis, la formación o el debate colectivo. Pero sí podemos —y debemos— manifestar nuestra preocupación de que, si no existe ese proceso educativo y participativo interno, la defensa institucional será mucho más difícil.

Las estrategias legales y políticas son fundamentales, pero no son suficientes. Una cooperativa sin socios informados y comprometidos corre el riesgo de parecer ante el gobierno —y ante la sociedad— como una simple entidad financiera. Y si los propios socios no hacen oír su voz, si no ejercen su condición de dueños, ¿quién defenderá su cooperativa cuando esté en riesgo?

Por eso el 5º Principio de la ACI —educación, formación e información— no es un complemento, es la clave de la resiliencia cooperativa. Y no solo en Ecuador. En muchos países, la falta de programas educativos constantes ha generado bases sociales pasivas, desarraigadas, que no sienten que la cooperativa les pertenece.

Sin formación, no hay conciencia. Sin conciencia, no hay identidad. Sin identidad, no hay defensa posible.

No es tarde, pero es urgente

El momento actual exige una revalorización profunda del 5º Principio en todos los niveles del movimiento cooperativo. Esta no puede ser una tarea decorativa, ni relegada a un comité de capacitación sin recursos ni respaldo. Debe convertirse en una política institucional prioritaria, asumida desde la alta dirección, desde los consejos de administración y apoyada activamente por los organismos representativos.

Aplicar el 5º Principio no significa solo dar cursos ocasionales o repartir folletos. Significa generar procesos formativos permanentes, con metodologías modernas, adaptadas a diferentes públicos, apoyados en tecnologías accesibles, con un lenguaje claro y con participación activa de los socios. No es un gasto: es una inversión en identidad, en democracia y en sostenibilidad.

Pero esta tarea no puede depender únicamente de los esfuerzos aislados de algunas cooperativas con buena voluntad. Debe asumirse como un compromiso colectivo, una causa común para todo el movimiento. Las federaciones, confederaciones y organismos internacionales tienen una responsabilidad especial: generar materiales, metodologías y espacios de formación conjunta, de modo que ninguna cooperativa —por pequeña o remota que sea— quede fuera de este proceso.

Y no se trata solo de lo que hagan los dirigentes o las organizaciones representativas. La base social también debe asumir un papel más activo. No basta con esperar que las juntas directivas o los gerentes impulsen la formación; los propios socios deben exigir su derecho a estar informados y capacitados, a participar y a ser parte real de las decisiones. El cooperativismo se fortalece cuando sus socios dejan de ser espectadores y se convierten en protagonistas.

Aún hay tiempo. El reloj corre, pero no todo está perdido.

El cooperativismo ecuatoriano —y el latinoamericano en general— todavía puede demostrar que su mayor fortaleza no está solo en sus balances financieros, sino en la conciencia de sus socios, en su capacidad de participación y en la profundidad de sus valores. Y eso solo se construye desde la educación. Ahora es el momento.

Lo que sigue…

En el siguiente artículo hablaremos de otro gran tema pendiente: la integración cooperativa. ¿Por qué nos cuesta tanto trabajar juntos? ¿Qué pasa con el 6º Principio? ¿Por qué, ante amenazas tan grandes, el cooperativismo sigue tan fragmentado?

La desunión es otro de nuestros grandes talones de Aquiles, porque al parecer entre las cooperativas no sabemos o no queremos “cooperar”. Y ha llegado el momento de abordar ese tema aunque sea delicado e incómodo.

“La mejor defensa de una cooperativa es una base social educada, participativa y crítica. Todo lo demás es vulnerable.”

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De cooperativas a bancos: desnaturalización del modelo cooperativo

Lo que está en juego no es solo la figura legal, sino el alma del cooperativismo

Por Ramón Imperial Zúñiga, Julio 2025

En el artículo anterior de esta serie, compartí mi preocupación por lo que está ocurriendo actualmente en Ecuador. Durante mi participación en la XV Convención Cooperativa Financiera de ICORED, celebrada en Panamá, tuve la oportunidad de dialogar directamente con varios amigos cooperativistas ecuatorianos. Gracias a esas conversaciones, comprendí con mayor claridad la magnitud y gravedad del problema que enfrentan: una reforma legislativa que, bajo el argumento de la modernización financiera, podría obligar a varias cooperativas de ahorro y crédito a transformarse en bancos.

Esta situación no es solo un asunto legal o técnico. Es una amenaza profunda a la naturaleza del modelo cooperativo, una señal de alerta que no puede ignorarse. Porque lo que hoy ocurre en Ecuador, mañana podría repetirse en cualquier otro país si no reaccionamos a tiempo.

Cooperativas y bancos: dos naturalezas distintas

Una cooperativa no es simplemente una entidad financiera más. Es una organización con alma, con historia, con propósito colectivo. Su base no es el capital, sino la confianza mutua y la asociación voluntaria entre personas que comparten necesidades y aspiraciones.

En cambio, un banco es una empresa cuyo propósito central es la maximización del retorno sobre el capital invertido. Los clientes no tienen participación ni voz en las decisiones. No hay principio de equidad o democracia económica. Solo hay oferta y demanda.

Por eso, transformar una cooperativa en banco no es un simple cambio de figura jurídica. Es un cambio estructural, de lógica, de identidad. Se pasa de una economía de personas a una economía de capital. Se abandona el principio de “una persona, un voto” para adoptar el de “una acción, un poder”.

¿Qué implica realmente esta transformación?

Cuando se obliga o se empuja a una cooperativa a transformarse en banco, se destruyen varios de sus pilares fundamentales:

  • La democracia participativa, donde cada socio tiene el mismo valor, sin importar su capital.
  • La propiedad colectiva, que da sentido de pertenencia y compromiso.
  • La distribución equitativa de los excedentes, con criterios solidarios y no especulativos.
  • El compromiso con el territorio, con el desarrollo comunitario, con la economía real.

En su lugar, se impone una lógica externa: la lógica del mercado financiero, donde lo que importa no es el bien común, sino el beneficio privado.

Un modelo exitoso que incomoda

Es necesario decirlo con claridad: lo que está ocurriendo en Ecuador no es casualidad. En los últimos años, las cooperativas de ahorro y crédito ecuatorianas han tenido un crecimiento notable. De 2012 a la fecha, han multiplicado por cuatro sus activos y membresía. Hoy representan más del 25% del sistema financiero del país.

Este éxito —construido desde abajo, con esfuerzo colectivo, con base social— ha empezado a incomodar a ciertos intereses económicos tradicionales, que ven en las cooperativas no un complemento al sistema financiero, sino una amenaza a sus cuotas de mercado.

Y es aquí donde aparece el riesgo: cuando se mezclan presiones externas (políticas o económicas) con debilidades internas, el modelo cooperativo queda vulnerado. El problema no es solo la ley; es también la falta de preparación para enfrentarla.

La desmutualización: una amenaza interna

Vale la pena recordar que la amenaza a la naturaleza cooperativa no siempre viene de fuera. A veces, nace desde adentro.

Un caso emblemático fue el de una gran cooperativa mexicana que, en la década pasada, decidió transformarse en Sociedad Anónima. Se trataba de una organización con cerca de un millón de socios y décadas de historia. Sin embargo, un pequeño grupo de directivos logró, sin oposición real, ejecutar la transformación.

¿Por qué no hubo defensa? Porque durante años se abandonaron los programas de educación cooperativa. Los socios ya no se sentían dueños, sino simples clientes. No hubo conciencia, no hubo pertenencia, no hubo resistencia.

Hoy, esa organización opera como una entidad mercantil, sin participación democrática ni compromiso cooperativo. Y su caso nos recuerda que, cuando no formamos ni cultivamos la identidad cooperativa, la desmutualización puede imponerse en silencio, sin que nadie la detenga.

Como consecuencia de esa descooperativización silenciosa, el movimiento cooperativo de México —aunque reaccionó tarde en ese caso— logró impulsar una respuesta normativa importante. Con el apoyo de varios legisladores comprometidos, se incorporó en la nueva legislación aprobada en 2009 una prohibición expresa: ninguna cooperativa de ahorro y préstamo podrá transformarse en otro tipo de sociedad mercantil. Si una cooperativa desea dejar de operar, debe hacerlo a través de un proceso de liquidación, en el cual el patrimonio no puede ser transferido a particulares. Esta disposición legal se convirtió en una barrera de protección institucional, precisamente para evitar que se repitiera un caso similar. Es un claro ejemplo de cómo, incluso tras un error, pueden construirse mecanismos de defensa, siempre y cuando haya voluntad, conciencia y organización.

Ecuador: un cruce de caminos

Lo que enfrenta hoy Ecuador es una situación crítica que combina dos dimensiones peligrosas:

  • Por un lado, una presión legal y política concreta que abre la posibilidad de transformar cooperativas en bancos.
  • Por otro, una preocupación latente: ¿existe plena cohesión interna, claridad de rumbo y movilización suficiente en el propio sector cooperativo ecuatoriano?

No podemos afirmar desde fuera si hay desinformación o falta de convicción en las cooperativas más expuestas a esta amenaza. Sería irresponsable generalizar. Sin embargo, como cooperativistas, no podemos dejar de preguntarnos —desde la preocupación solidaria— si todos los actores están plenamente conscientes del momento histórico que están viviendo.

¿Están los socios informados y movilizados?
¿Tienen los directivos y gerentes una posición clara y firme en defensa de la identidad cooperativa?
¿Existe unidad de acción entre las organizaciones representativas del sector?
¿Hay mecanismos de participación activa para que los propios socios hagan sentir su voz?

Porque si los socios no se sienten realmente parte de la cooperativa —si no se reconocen como propietarios y sujetos políticos del modelo—, el riesgo de que el gobierno los perciba simplemente como “clientes” es altísimo. Y entonces, el proceso de transformación podría avanzar con menos resistencia, legitimado por la inacción o el silencio.

Esa es una de las principales debilidades que puede tener hoy no solo el cooperativismo ecuatoriano, sino también el de otros países: la falta de arraigo, pertenencia y conciencia por parte de los socios, provocada muchas veces por la ausencia de formación cooperativa continua.

Cuando no hay identidad compartida, cuando se dejan de cultivar los principios y valores, la puerta a la desmutualización se abre con más facilidad. A veces, ni siquiera hace falta una imposición externa: basta con el desinterés interno para que todo lo construido durante décadas se diluya sin resistencia.

Por eso es urgente —y esperanzador— que los propios socios se hagan presentes, que se movilicen, que hagan ver al gobierno que están ante algo muy diferente a un banco tradicional.

Están ante cooperativas, organizaciones sociales de propiedad colectiva, y los socios no son clientes: son los verdaderos dueños.

Lo que está en juego: el alma del cooperativismo

Debemos entender que este no es un problema menor. No se trata solo de cambiar estatutos o modelos operativos. Está en juego el alma del cooperativismo.

Una cooperativa no es un banco con otro nombre. Es una forma distinta de entender la economía. Es una herramienta de inclusión, de democracia económica, de equidad.

Si permitimos que una reforma legal borre esa diferencia, si aceptamos que las cooperativas pueden transformarse en bancos sin mayor debate, habremos perdido una batalla histórica.

Una reacción solidaria e inteligente

Frente a esto, el movimiento cooperativo internacional no puede seguir en silencio o con acciones tibias. El tiempo corre, y corre rápido. El plazo de 90 días establecido en la reforma ecuatoriana avanza. A finales de septiembre podrían verse los primeros intentos de conversión.

Ya se han pronunciado algunos organismos como COLAC, CCC-CA, ACI-Américas, y otros más. Pero necesitamos más:
🔸 Federaciones y confederaciones nacionales en cada país.
🔸 Cooperativas grandes y pequeñas.
🔸 Organismos continentales y mundiales.
🔸 Ciudadanos cooperativistas comprometidos.

Convendría también contar con el apoyo de otros organismos internacionales que tienen presencia continental, como el Consejo Mundial de Cooperativas de Ahorro y Crédito, WOCCU, Movimiento Desjardins de Canadá, La Confederación Alemana de Cooperativas, DGRV, y la propia Alianza Cooperativa Internacional, ACI cuyo presidente, el Dr. Ariel Guarco, es de Argentina.

Se requieren no solo comunicados o ruido en redes sociales. También oficios enviados directamente al Presidente del Ecuador, al Congreso, a las entidades públicas. Cartas abiertas. Reuniones con embajadas. Gestiones diplomáticas. Presión coordinada.

Reflexión final

En cada país hay organismos cooperativos fuertes: OCB en Brasil, Cooperar en Argentina, CONCAMEX en México, FEDECOAC en Paraguay, CONFECOOP de Colombia, CUDECOOP de Uruguay, FEDPA en Panamá, y muchos más. Es momento de que esas organizaciones se expresen. Que digan: Ecuador no está solo.

Y para que estas acciones tengan sentido, deben hacerse de la mano de los organismos representativos del cooperativismo ecuatoriano. Esta es una lucha que solo puede ganarse con legitimidad y unidad.

Continuará…

Este segundo artículo forma parte de una serie de cinco. El siguiente abordará un tema que atraviesa todo lo anterior: la educación cooperativa. ¿Cómo puede una cooperativa defenderse si sus socios no saben que lo son? ¿Cómo se construye conciencia cooperativa? ¿Por qué es tan fácil que una organización se transforme sin que nadie reaccione?

Porque sin educación, no hay participación. Y sin participación, no hay cooperativismo que resista.

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Hoy- 6

Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…

Lo que ocurre en Ecuador no es un caso aislado, es una advertencia para todo el cooperativismo latinoamericano y mundial

Por Ramón Imperial Zúñiga, julio 2025

Un encuentro revelador

En días recientes, durante mi participación en la XV Convención Cooperativa Financiera de ICORED (uno de los principales organismos de integración y representación del cooperativismo de ahorro y crédito de Ecuador), llevada a cabo en la ciudad de Panamá, tuve la grata oportunidad de dialogar con varios amigos cooperativistas de Ecuador. Conversaciones sinceras, preocupadas, profundas. Fue allí, cara a cara y sin intermediarios, donde comprendí con mayor claridad y cercanía la magnitud del problema que hoy enfrentan las cooperativas ecuatorianas.

Más allá de lo que se puede leer en comunicados oficiales o en los documentos jurídicos, fue al escuchar a los protagonistas directos, a los líderes del movimiento, cuando tomé conciencia del nivel de gravedad e implicaciones que esta situación conlleva, no solo para Ecuador, sino para el cooperativismo en su conjunto, en América Latina y más allá. Lo que están viviendo no es una amenaza local ni una coyuntura aislada; es una alerta que debe movilizarnos a todos, sin excepción, si en verdad creemos en los principios y valores que nos unen.

Una ley con consecuencias profundas

Como muchos ya saben, el punto de quiebre se encuentra en la reciente aprobación, por parte de la Asamblea Nacional del Ecuador, de la Ley Orgánica de Integridad Pública. Esta ley, que reforma casi una veintena de cuerpos normativos, incluye en su Disposición Transitoria Décimo Primera un mandato que podría cambiar radicalmente el panorama cooperativo del país: la transformación obligatoria de ciertas cooperativas de ahorro y crédito —identificadas como “sistémicas”— en sociedades anónimas, es decir, en bancos, bajo la supervisión de la Superintendencia de Bancos.

El proceso se justifica en nombre de la “estabilidad financiera” y el “riesgo sistémico”. Sin embargo, detrás de ese lenguaje técnico, se esconde una transformación estructural e identitaria, que, de concretarse, significaría el abandono forzado del modelo cooperativo para aquellas entidades que han logrado un desarrollo destacable.

El plazo para definir y aplicar esta transformación es de solo 90 días, y ya ha comenzado a correr. Esto quiere decir que, si no se detiene o modifica, para finales de septiembre de 2025 podríamos ver cómo algunas de las cooperativas más importantes del país dejan de serlo, para convertirse en bancos, perdiendo así su naturaleza democrática, solidaria y participativa.

El problema no es solo de Ecuador… es de todos

Lo más preocupante de esta situación es que no se trata solo de un asunto interno de Ecuador. Lo que ocurra allí sentará un precedente que podría replicarse en otros países, especialmente en aquellos donde el cooperativismo ha alcanzado niveles importantes de desarrollo financiero y social.

Hoy es Ecuador. Mañana podría ser México, Colombia, Brasil, Paraguay o cualquier otro país donde las cooperativas hayan logrado consolidarse como actores relevantes en el sistema financiero. La tentación de bancarizar el cooperativismo —ya sea por presión del mercado, por intereses de grupos económicos o por visión limitada de algunos sectores del Estado— podría encontrar en este caso un “modelo” para reproducirse.

El cooperativismo no puede permitirse actuar como si esto fuera una excepción, ni caer en la comodidad de pensar que “eso no nos va a pasar”. Nos está pasando. Le está ocurriendo a nuestros hermanos cooperativistas en Ecuador, y nos interpela a todos.

De sociedad de personas a sociedad de capital

Más allá de las formas legales, lo que está en juego aquí es la esencia misma del modelo cooperativo. La diferencia entre una cooperativa y un banco no es solo jurídica: es filosófica, económica, política y social.

Una cooperativa es una sociedad de personas, donde cada socio tiene voz y voto, donde la propiedad es colectiva, donde los excedentes se distribuyen con equidad o se reinvierten en la comunidad, y donde la finalidad no es el lucro, sino el bienestar común.

Transformarla en un banco significa convertirla en una sociedad de capital, donde las decisiones las toman quienes más aportan, donde prima la lógica de la rentabilidad financiera, donde los objetivos sociales quedan subordinados al retorno económico, y donde los socios dejan de ser sujetos activos para convertirse en clientes.

Si esta transformación se lleva a cabo, se perderá todo lo que ha hecho que el cooperativismo sea una alternativa viable y valiosa durante más de 180 años. No solo se modificará una estructura organizativa, se alterará un legado histórico que nació como respuesta a la exclusión y a la desigualdad.

El peso del desarrollo cooperativo ecuatoriano

Es imposible entender esta coyuntura sin reconocer también el notable avance que ha tenido el cooperativismo ecuatoriano en las últimas décadas. Lejos de ser un sector marginal o complementario, las cooperativas de ahorro y crédito del país:

  • Representan más del 25% del sistema financiero nacional.
  • Están presentes en el 95.5% de los cantones.
  • Han cuadruplicado sus activos y número de socios desde 2012.
  • Atienden a sectores tradicionalmente excluidos por la banca.
  • Generan confianza social, territorialidad e inclusión real.

Este crecimiento —que debería ser motivo de orgullo nacional— ha despertado también inquietudes en sectores tradicionales, especialmente en la banca privada. Y es ahí donde conviene ser claros: esta medida legal no nace en el vacío. Es el resultado de una correlación de fuerzas, de intereses económicos y de dinámicas políticas que no necesariamente entienden ni valoran la especificidad del modelo cooperativo.

¿Estamos reaccionando como deberíamos?

Varios organismos internacionales ya se han pronunciado, entre ellos COLAC, CCC-CA, ACI-Américas y algunos organismos nacionales de distintos países. Sin embargo, la magnitud del problema exige una reacción más fuerte, más organizada y más articulada.

No basta con publicaciones en Redes Sociales, con mensajes de apoyo o con comunicados institucionales. Se requiere:

  • Envío de oficios directos al Presidente del Ecuador, a la Asamblea Nacional, a los ministros competentes y a la Superintendencia de Bancos.
  • Gestión diplomática con las embajadas del Ecuador en cada país.
  • Reuniones con organismos multilaterales como la OEA, la CEPAL o incluso la ONU.
  • Pronunciamientos firmados por cooperativas, federaciones y confederaciones de toda América Latina.
  • Coordinación estrecha con los organismos cooperativos de Ecuador, para asegurar que las acciones externas sumen y no se dispersen.
  • Hacer sentir por todos loe medios, que las Cooperativas de Ecuador no están solas, que cuentan con todo el respaldo internacional, con todo el peso de un movimiento que lleva ya más de 180 años.

¿Y dentro del Ecuador?

Sé que los organismos de representación ecuatorianos están haciendo una labor admirable. Pero también vale la pena preguntarnos, sin ánimos de señalar:

  • ¿Existe unidad real dentro del cooperativismo ecuatoriano?
  • ¿Las cooperativas más grandes, que estarían directamente afectadas, tienen una posición firme y clara?
  • ¿Hay alguna posibilidad de que intereses particulares estén viendo esta conversión como una oportunidad?
  • ¿Todos los socios comprenden lo que está en juego, o solo algunos directivos están conscientes?
  • Si al menos una décima parte de todos los socios del cooperativismo en Ecuador se movilizaran, seguramente lograrían detener esta iniciativa, pero… hay conciencia en los socios?  Se sienten realmente identificados con sus cooperativas?

Estas preguntas no buscan dividir. Buscan fortalecer la respuesta colectiva. Porque sin unidad interna, la solidaridad externa no basta.

Una voz en el desierto… que espera eco

Este es el primero de una serie de artículos que iré compartiendo para analizar con mayor profundidad las distintas aristas de este conflicto.

Sé que estas palabras pueden sonar como una voz perdida en el desierto, pero espero que encuentren eco en otros rincones del continente. Que sean repetidas, amplificadas, adaptadas, y sobre todo, que muevan a la acción.

El problema que hoy vive Ecuador nos convoca a todos.

Y la respuesta que demos como movimiento cooperativo será una prueba de nuestra madurez, de nuestra coherencia y de nuestra capacidad de actuar como un verdadero cuerpo solidario.

Unidad, conciencia y acción

El momento que vivimos requiere de unidad en Ecuador, sí, pero también de unidad continental y mundial.

Requiere de esfuerzos ordenados, bien encaminados, y respetuosos de las estructuras locales.

Este artículo tiene como propósito informar, sensibilizar y convocar.

Cualquier acción que se decida tomar, deberá hacerse en coordinación con los organismos representativos del cooperativismo ecuatoriano. Las 2 personas reconocidas y autorizadas como voceros del movimiento son Econ. Edgar Peñaherrera G.  y Econ. Juan Pablo Guerra G.  

Y si alguien necesita información o contactos para ello, estoy a su disposición para facilitar lo necesario.

Porque hoy más que nunca, defender a las cooperativas de Ecuador es defender al cooperativismo en su conjunto.

“Cuando veas las barbas de tu vecino cortar… pon las tuyas a remojar”

Hoy es el momento de poner las nuestras a remojar, no solo los cooperativistas de Ecuador, sino de todo el continente. Y de hacerlo juntos, antes de que sea demasiado tarde.

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Hoy- 3
Crecimiento o Desarrollo de las Cooperativas?

¿Crecimiento o Desarrollo de las Cooperativas?

Es muy interesante ver cómo va cambiando la cultura en el mundo.

Desde la antigüedad, tener una descendencia numerosa era un signo de fecundidad y bendición.

Todavía en las primeras seis décadas del siglo XX las familias en México por lo general eran numerosas.

A los padres de familia les representaba un esfuerzo importante atender todas las necesidades de sus hijos: Alimento, atención médica, ropa, educación, etcétera.

En 1972 inició la aplicación de un programa de salud a la madre y al niño, planificación familiar y paternidad responsable, pero fue hasta octubre de 1977 cuando se aprobó la Ley de Planificación Familiar y de ahí se desprendió una campaña de concientización sobre el control natal bajo el lema: “La familia pequeña vive mejor”.

Sin embargo, fue hasta en las últimas dos décadas del siglo XX que esa nueva cultura empezó a dar frutos.

Ahora, en el siglo XXI, cada vez es más común ver que las parejas jóvenes prefieren tener pocos hijos, conscientes de que es necesario atenderlos mejor.

Y…¿qué relación hay entre un tema demográfico y las cooperativas?.

Bueno, porque recuerdo que allá por la década de los setentas y ochentas, las federaciones otorgaban reconocimientos a las Cajas que llegaban a cierto número de socios, por lo tanto, el crecimiento en membresía era un logro importante para las cooperativas.

Era la cultura de ese tiempo y tal vez lo sigue siendo en la actualidad, sin embargo, poco a poco se ha ido tomando conciencia de que no solo es importante tener muchos socios sino atender sus necesidades de manera integral.

Lo mejor es que en una cooperativa se trabaje por lograr un desarrollo equilibrado el cual contiene implícitamente el crecimiento.

Pienso que, por responsabilidad social, debemos seguir creciendo.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021 emitida por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el INEGI, el 49.1% de la población de 18 a 70 años (41.1 millones de personas) en México tenía una cuenta en un banco o institución financiera. En 2018 dicha proporción era de 47.1% (Se incrementó dos puntos porcentuales en un periodo de tres años).

Siguiendo esta tendencia, lo más seguro es que para este 2024 el porcentaje se eleve alrededor de un 51%.

Esto significa que aún nos falta promover la inclusión financiera en la mitad de ese segmento de población. Tenemos mucho por hacer.

Pero también es necesario tomar conciencia que cuando ingresa un nuevo socio a la cooperativa, debemos atender todas las necesidades propias de nuestra esencia y objeto social.

¿Qué espera un socio cuando ingresa a una cooperativa?

Seguramente servicios financieros de ahorro o inversión y opciones de crédito en condiciones adecuadas como monto, plazo, forma de pago y tasas competitivas de interés.

Pero eso no es lo único que debemos atender.

Así como a un hijo hay que proporcionarle educación —académica y ética— también a cada socio hay que proveerle de educación, formación e información. Eso establece el quinto principio cooperativo.

También necesita seguridad. Que la forma en que administremos la cooperativa garantice que sus ahorros están seguros, que no se van a perder.

Punto importante es la seguridad de la información, la confidencialidad, integridad y protección de sus datos personales y de las operaciones que realice en la cooperativa.

Indicadores financieros sanos, un sistema eficaz de control interno y calidad en el servicio son otros elementos necesarios en ese desarrollo integral.

¿De qué le serviría a una empresa presumir ser la más grande del país si la calidad en el servicio a sus clientes es deficiente?

Una excelente atención personal, procesos ágiles, productos financieros atractivos y accesibles, instalaciones cómodas y un largo etcétera es lo que representa no solo crecer sino ser una cooperativa eficaz y eficiente con sus socios.

Así es que sí, es importante seguir creciendo, nuestro país necesita que las cooperativas contribuyan a la inclusión financiera de los mexicanos, pero hay que hacerlo de forma responsable e integral.

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Hoy- 4
El camino de las cooperativas

El camino

Había una vez una familia en la que los padres inculcaron buenos principios y valores a sus hijos.

Cuando los hijos llegaron a la mayoría de edad, empezaron a trabajar, a tener éxito y a tomar sus propias decisiones.

Algunos aplicaron las enseñanzas inculcadas por sus padres, pero otros las consideraron arcaicas —obsoletas, pasadas de moda— y optaron por no aplicarlas.

Con el paso del tiempo, cada uno gozó o sufrió las consecuencias de sus decisiones.

Esta misma historia sucede con las cooperativas.

La mayoría iniciaron trabajando bajo los principios y valores del cooperativismo universal.

Unas se han modernizado, su imagen y sus servicios son muy similares a los de las instituciones bancarias, pero hacen esfuerzos importantes por conservar su esencia.

Otras, también iniciaron así pero cuando empezaron a crecer y a tener éxito, un día consideraron que esa filosofía era “arcaica” y tomaron la decisión de seguir otro camino diferente al cooperativismo.

Al final cada una goza o sufre las consecuencias de sus decisiones.

Y como es de suponerse, la diferencia entre seguir un camino y otro, la hacemos las personas, y hoy quiero referirme a los tres elementos que las personas debemos desarrollar para que una cooperativa siga operando como tal.

  1. Conocimiento.
  2. Convicción.
  3.  Voluntad.

Cuando una persona ingresa a las filas de la cooperativa, sea en el ámbito societario, dirigencial u operativo, y no conoce, es bien fácil que deseé cambiar el rumbo de ésta.

Por eso es importante que toda persona que ingresa a una cooperativa conozca los motivos que originaron que en diferentes partes del mundo exista esta forma de organización social.

Es recomendable que conozcan la historia, desde Rochdale hasta nuestros días, pero en especial la historia de su cooperativa, en su comunidad, en su localidad. ¿Cómo empezó todo? ¿Quién o quiénes iniciaron? ¿Qué los motivó a hacerlo? ¿Qué esfuerzos y sacrificios ameritaron?

Luego hay que transmitir y guiarles en la interpretación adecuada de cada uno de los principios y valores establecidos por la Alianza Cooperativa Internacional.

Todo esto lo debemos saber, socios, dirigentes y colaboradores.

Entre más alto sea el nivel de responsabilidad de una persona en la cooperativa más conocimiento debe tener de sus orígenes, principios y valores del cooperativismo.

Ahora hablemos de la convicción. El conocimiento, en sí mismo, no nos sirve de mucho si no está asociado con la convicción.

Pero, ¿cómo se adquiere la convicción? Ahí interviene un elemento importante: El liderazgo. Los lideres son los primeros que tienen que estar convencidos para poder inspirar a los demás. El otro elemento es la vivencia. Que cada persona experimente lo que se dice. Que haya congruencia entre la idea y la práctica.

Si a un socio se le habla del valor de la ayuda mutua tiene que sentirlo, vivirlo en carne propia, encontrarle sentido a los servicios que recibe de su cooperativa.

Cuando una persona experimenta algo que originalmente era una idea, se convence de que es real.

Todos los líderes de una cooperativa deben estar convencidos que de aplicar los principios y valores del cooperativismo es lo único que les permitirá mantener su esencia.

Y el tercer elemento es la voluntad. Podemos tener conocimiento y convicción, pero hace falta querer, es decir, la firme decisión de que nuestra empresa siga siendo cooperativa.

Pareciera que este último elemento no tiene tanta importancia, pero debemos recordar que la integración de nuevos elementos en las filas de la cooperativa tanto en el ámbito operativo como en el dirigencial vendrá acompañada de nuevas ideas y siempre será una tentación dejar de aplicar prácticas cooperativistas por considerarse “arcaicas” en afán de la modernización.

Ante el éxito económico que se va teniendo, siempre será una tentación convertirse en una figura jurídica distinta a la de cooperativa.

Entonces debe prevalecer la voluntad de seguir siéndolo.

La modernización y la eficiencia empresarial no debe reñir con la esencia cooperativa, más bien, se complementan.

Debemos aspirar a ser cooperativas rentables, lideres en el mercado financiero, con procesos y servicios de calidad, con mecanismos de seguridad iguales o mejores que los de los bancos, pero sin renunciar a nuestros principios y valores.

Para finalizar, quiero compartirles una historia.

Hace mucho tiempo, un grupo de personas provenientes de diferentes cooperativas de todo el país se reunieron para asistir a un congreso.

Mientras convivían felizmente en la hora de la comida, el Gerente General de una de ellas expresó con aire de presunción que su cooperativa estaba por entrar a una etapa de “actualización” y que, entre los cambios que querían aplicar, estaba la suspensión de las actividades educativas y la eliminación de las Asambleas.

—Son procesos muy costosos que podemos evitar —dijo.

Muchos de los presentes se quedaron atónitos.

—Entonces, ¿dónde quedó el segundo principio cooperativo? —preguntó alguien—El del control democrático de los socios.

—Y el quinto principio también, —complementó otra persona — el de la educación.

El líder de esa cooperativa contestó tranquilamente:

—Tanto mis dirigentes como yo, pensamos que en lo que debemos enfocarnos es a fortalecer los aspectos empresariales y la calidad en el servicio. La filosofía romántica no nos ayudará a mantenernos en el mercado ni a competir con los grandes jugadores financieros.

Otro de los ahí presentes le comentó:

—Si tu piensas que la democracia o la educación son costosas, espera a ver el precio tan alto que pagarás al no invertir en ellas.

Palabras proféticas. Hoy en día, la cooperativa a la cual pertenecía ese líder dejó de serlo y siguió otro camino.

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Hoy- 3
Aspectos del crédito

Aspectos del crédito

Los socios de las cooperativas de ahorro y crédito que son elegidos como Dirigentes en sus Asambleas, si bien han sido elegidos por la confianza que los demás socios tienen en ellos para que desempeñen funciones dentro de la misma, la Cooperativa tendrá que desplegar una serie de capacitaciones que tiendan a desarrollar las habilidades filosóficas y técnicas con el objetivo que desempeñen lo mejor posible su encomienda; el día de hoy quiero compartir con ustedes lo referente al crédito, si bien el personal operativo es quien profundiza en esta área, es indispensable que el dirigente conozca sobre el tema.

Concepto Universal del Crédito

La palabra crédito proviene del latín “credere” que significa “creer”, en su origen este término fue asociado con el concepto de “confiar o conceder confianza”.

Pero actualmente…  ¿Qué es el crédito?

El crédito es un acto por el cual se entrega dinero, y que la persona que lo recibe se compromete a devolverlo en el tiempo o plazo definido, según las condiciones establecidas más intereses, comisiones y otros costos asociados, si los hubiera.

El crédito al convertirse en una actividad de interés público ha requerido la intervención del estado para su regulación, emitiendo a través de bancos centrales e instancias de supervisión, las reglas o condiciones principales para que la práctica crediticia se realice en forma segura y ordenada.

Importancia del crédito como actividad económica.

La importancia del crédito para una economía es muy grande, ya que, gracias al crédito, las personas, las empresas y los estados pueden tener acceso a recursos que satisfacen diversas necesidades de carácter personal o comercial que, de otra forma, serían difíciles de obtener.

Los créditos pueden incentivar el consumo de las personas y activar el sistema productivo del país; las empresas pueden realizar proyectos e inversiones que les permitan mejorar su producción y sus ingresos; al estado le permite llevar a cabo inversión social en infraestructura y en otros propósitos para mantener la actividad económica del país de manera favorable. Sin embargo, el endeudamiento debe mantenerse en niveles aceptables para que no se afecte la estabilidad económica de las personas, las empresas, los gobiernos y del país en general.

Principios básicos del crédito

En la gestión del crédito existen condiciones de éxito, en otros términos, son cualidades o características que invariablemente deben estar presentes en toda operación de crédito, ya que en ausencia de alguno o algunos de ellos provocan un “Riesgo de crédito”, lo que podrá impactar en el objetivo de recuperar lo prestado, conforme a lo pactado.

El Riesgo de crédito es la posibilidad de incurrir en pérdidas en caso de que un deudor se atrase o no realice los pagos del crédito otorgado. El riesgo inherente en las operaciones crediticias, por lo tanto, no pueden evitarse o eliminarse totalmente, ante esta situación el intermediario financiero identifica y evalúa los riesgos, dirigiendo sus acciones a preverlos o reducirlos y asume solo riesgos normales.

El riesgo normal, es el nivel de riesgo que la entidad financiera está dispuesta a correr por los créditos que otorga y está delimitado por sus lineamientos y políticas.

Ahora bien, para mitigar el grado de riesgo se debe estar convencido que la operación de crédito es viable, lo cual se logra a través de la evaluación de 5 aspectos mejor conocido como las 5 C´s de Crédito, los cuales son los siguientes:

  1. Carácter.
  2. Capital.
  3. Capacidad.
  4. Condiciones.
  5. Colateral.
  1. Solvencia moral (CARÁCTER).
  • Arraigo o estabilidad domiciliaria.
  • Arraigo o estabilidad laboral.
  • Experiencia de pago de créditos en la Cooperativa.
  • Experiencia de pago de créditos en otras instituciones.
  • Referencias laborales, personales o comerciales.
  1. Solvencia económica o respaldo patrimonial (CAPITAL).
  • Bienes materiales y económicos contra deudas.
  1. Capacidad de pago (CAPACIDAD).

      Tratándose de personas físicas:

  • Capacidad de pago, considerando los ingresos y egresos, ordinarios y extraordinarios, del socio solicitante y en su caso, de la unidad familiar.
  • En los préstamos destinados a proyectos productivos, incluyendo los microcréditos, deberán considerarse dentro de los ingresos, los generados por la inversión objeto del financiamiento, así como los egresos totales que éste genere.

     Para personas físicas con actividad empresarial:

  • Se calculará la capacidad mediante el análisis del flujo de efectivo proyectado, con excepción de los préstamos considerados como microcréditos, en los cuales la capacidad de pago se calculará mediante la metodología establecida para las personas físicas.
  1. Finalidad o viabilidad del proyecto (CONDICIONES).
  • Monto de los recursos necesarios para el desarrollo del proyecto (análisis del monto solicitado real de la inversión) y su propósito.
  • Programa de aplicación de los recursos (cuánto, cuándo, cómo y dónde).
  • Congruencia entre el monto de préstamo y la capacidad de endeudamiento.
  • Recursos requeridos para el complemento de inversión.
  • Análisis de la rentabilidad del proyecto (análisis cuantitativo de los ingresos y beneficios que el proyecto producirá para el socio).
  1. Garantías (COLATERAL).
  •  Personales
  •  Reales
  •  Mixtas

Por este motivo definiremos ciertas características que el servicio de crédito cooperativo debe cumplir:

1.- Accesible.

  • Que toda la gente pueda acceder al crédito.
  • Los tramites y procesos deben ser sencillos.
  • Sin tantos requisitos.
  • Sin tantos peros.
  • Sin tener que dar tantas vueltas.
  • Que no le pidamos primero una cosa y luego cuando se presenta, pedirle otra.

2.- Oportuno.

  • Agilidad en la atención.
  • Agilidad en la resolución
  • Otorgarle al socio el crédito para cuando lo necesita.

3.- Útil.

  • Que le represente un beneficio.
  • Que le ayude a resolver su necesidad, o a cumplir su meta.
  • Que contribuya a mejorar su calidad de vida.

4.- Económico.

  • Tasas bajas.
  • Competitivas en el mercado.
  • Sin comisiones.
  • Sin costos ocultos.

5.- A la medida del socio.

  • En monto.
  • En plazo.
  • En forma de pago.

6.- Qué sea seguro.

  • Que retorne a la Cooperativa…

7.- Personalizado.

  • Atención amable.
  • Generación de confianza.
  • Confidencialidad.
  • Con asesoría.
  • Con información.

8.- Formativo.

  • Generar conciencia en el socio de donde provienen los recursos.
  • La importancia del uso responsable.
  • La importancia de retornarlos integra y oportunamente.

Estas características deben de ser visualizadas por el Dirigente y quien las debe de ejecutar es el Gerente con su personal operativo, para lo cual uno de los principales medios que nos llevará a lograr un cambio y una mejora en la satisfacción del socio es la capacitación del personal. No solo en aspectos técnicos del crédito sino en la capacidad de generar confianza y brindar información y asesoría de calidad.

Espero que estos conceptos sirvan al dirigente para tener mayor conocimiento del tema del crédito y como ofrecerlo.

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Hoy- 3
Reducir cartera vencida

Recomendaciones para reducir la Cartera Vencida

Había una vez un hombre que tenía un pozo en el cual el agua debía mantener hasta cierto límite máximo, sin embargo, siempre estaba excedido del límite al grado de que el agua se desbordaba del pozo. Para resolver el problema, el hombre se pasaba todo el día sacando el agua con un balde, pero por más esfuerzos que hacía, no lograba reducirlo al nivel deseado.

En la vida hay ocasiones en que llamamos “problema” a algo que más bien es un efecto, una consecuencia originada por una causa mayor.

En las cooperativas de ahorro y crédito sucede algo similar cuando se tiene un alto índice de cartera vencida. A veces consideramos que es nuestro principal problema, sin embargo, es solo el efecto, la consecuencia de una o varias causas que la originan.

Hoy quiero compartir mi experiencia respecto a cuáles son los tres sistemas que es recomendable revisar para reducir la cartera vencida.

El primero es el sistema de Educación Cooperativa.

Si un socio no cumple con sus compromisos de pago, puede deberse a dos razones: O se está enfrentando a una situación adversa imprevista (por ejemplo, una enfermedad, la pérdida de su fuente de ingresos, etcétera) o es un reflejo de que aún no se encuentra educado en el valor de la responsabilidad.

En el primer caso, lo recomendable es tener una comunicación inmediata con el socio para ayudarle a buscar soluciones que le permitan atender lo más pronto posible su situación.

Respecto al segundo caso, es necesario aplicar acciones de educación cooperativa.

Un socio con un nivel adecuado de educación cooperativa no necesita que le llamen por teléfono ni que le envíen cartas ni gestores ni abogados para recuperar su adeudo ya que aplica el valor cooperativo de la responsabilidad.

La educación cooperativa no solo debe limitarse a la realización de reuniones, sino que debe estar implícita en cada etapa de los procesos operativos.

Voy a utilizar un ejemplo sencillo. Imaginemos que un ejecutivo está por entregarle un crédito a un socio.

¿Qué pensaría usted si lo que le informa el ejecutivo al socio es algo como lo siguiente?:

 “Su crédito fue autorizado por diez mil pesos a un plazo de diez meses, por lo tanto, sus abonos mensuales serán de mil pesos y su fecha de pago será los días trece de cada mes. La tasa que le corresponde es del 2% mensual sobre saldos insolutos”

En lo general bien, ¿verdad? Es la información básica que se le dice al socio, pero eso solo es información, falta la formación. Entonces para complementarlo, pienso que podría agregar algo como lo siguiente:

“El dinero que usted está por recibir proviene de las aportaciones de otros socios, por lo tanto, es importante que realice sus pagos puntualmente con el fin de que la cooperativa siga sirviendo a los demás.”

Ese párrafo, si lo midiéramos en tiempo, nos llevaría unos veinte segundos y va orientado a que el socio tome conciencia de dos cosas: Del origen de los recursos que se está llevando y la importancia de retornarlos de forma puntual.

A eso le llamo yo “una cápsula de formación cooperativa”. De esa manera, el ejecutivo de crédito es también un educador.

Como ese ejemplo hay muchos y si eso se repite cada vez que el socio acude a la Caja, es como se va logrando un cambio positivo en sus hábitos y actitudes, es decir, en su educación cooperativa.

El segundo sistema a revisar es el de Crédito.

Imagine usted que no labora en una cooperativa de ahorro y crédito sino en una fabrica de zapatos o de galletas, o de lo que sea.

Si el producto final está saliendo defectuoso, ¿trataría de corregir el producto hasta el final o revisaría que cada etapa del proceso de producción se realice de forma efectiva desde un inicio?

Por eso es conveniente revisar reglamentos, políticas y procedimientos de crédito desde el inicio, es decir, desde la forma en que se está obteniendo la información en el momento en que el socio acude a presentar su solicitud.

También en el momento en que se realiza el análisis del crédito y se definen las condiciones que se pactarán con el socio: Plazo, fecha y forma de pago, tasa, etcétera.

Quiero poner un ejemplo muy sencillo relacionado con la fecha de pago: Si un socio recibe su crédito el día veintitrés de junio, hay cooperativas en las cuales establecen por default su fecha de pago para los días veintitrés de cada mes.

Pero si ese socio recibe sus ingresos por quincena, pueden ocurrir dos cosas:

Si el socio es organizado y previsor (aquí nuevamente resalto la importancia de la formación cooperativa), dará su primer pago quincenal el día 30 de junio y su segundo pago el 15 de julio. De esa forma, para cuando llegue el 23 de Julio su préstamo estará al corriente.

Pero hay una realidad, no todos los socios son organizados ni previsores. Más de alguno tendrá en mente la fecha del 23 de julio para dar su pago, pero como todavía no ha recibido sus ingresos quincenales, lo dará hasta el 31 de Julio, generando así un atraso.

Esa situación se puede resolver teniendo el cuidado de establecer sus pagos en la fecha más cercana al día que reciba sus ingresos.

En el caso del ejemplo en que el socio recibe sus ingresos por quincena, aunque haya recibido su crédito el día 23, ¿por qué no asignarle su fecha de pago el día primero o el día dos?

Otro ejemplo es cuando no se realiza una adecuada evaluación de la solvencia moral, la capacidad de pago o la viabilidad del proyecto de inversión.

Cuando uno analiza de forma retrospectiva el expediente de un crédito que se encuentra en cartera vencida se puede detectar si al momento del análisis había elementos que ya reflejaban la alta posibilidad de incumplimiento.

Existe un concepto que, en mi opinión, sería conveniente que cada cooperativa lo implementara: El índice de mora temprana.

Consiste en medir qué porcentaje de los créditos otorgados en un mes determinado se atrasan inmediatamente al mes siguiente a su contratación. A través de este índice estamos evaluando la calidad de la producción de créditos.

Este dato se puede obtener por persona o instancia facultada para autorizar créditos. Aquí se puede detectar si la generación de la morosidad se está dando en todas las instancias o solo en alguna en lo específico.

Cuando un crédito está bien analizado y otorgado, tiene menos posibilidades de que incurra en morosidad o en cartera vencida.

Cuando me refiero al término “Morosidad” es cuando el crédito presenta incumplimiento en sus pagos, pero aún no reúne las características establecidas en las reglas de operación para considerase vencido en su totalidad.

El término “Cartera Vencida” es cuando ya reúne las características para darse por vencido.

Otra de las áreas de oportunidad que presentan algunas cooperativas es que no miden su índice de morosidad, solo el de cartera vencida.

El tercer sistema a revisar es el de Cobranza.

El secreto para tener un sistema de cobranza efectivo es lograr la recuperación del pago atrasado lo más pronto posible.

Para ello, es conveniente adoptar un método predictivo de tal forma que a aquel socio que siempre ha pagado puntual y un día se atrasa, no lo molestaremos de forma inmediata, pero para aquel socio que estadísticamente siempre se atrasa, es necesario detonar las gestiones de forma preventiva o correctiva.

Entre más tiempo se tarde la cooperativa en recuperar un pago pendiente más difícil será su recuperación.

Las gestiones tienen que ser graduales. Algunas pueden ser preventivas basadas en un sistema predictivo, otras, administrativas a través de llamadas telefónicas o mensajes de texto o visitas personales. Finalmente, las gestiones extrajudiciales y judiciales.

La mejor forma de evitar que una cooperativa tenga que contratar un ejército de gestores o de abogados es lograr que la recuperación de cartera se realice de forma oportuna en la etapa administrativa.

Hay muchos más aspectos por considerar en el sistema de recuperación, por ejemplo, la forma de aplicar la cobranza extrajudicial, judicial o legal, el control de embargos y adjudicaciones, los procesos de castigo o eliminación de cartera, etcétera.

Tener una cartera de crédito sana tiene muchos beneficios, principalmente se garantiza la continuidad de la operación de la cooperativa, se tiene liquidez suficiente, el nivel de constitución de reservas para préstamos incobrables es moderado, por consecuencia el resultado del ejercicio es superávit y se tendrá un nivel de capitalización adecuado.

Así es que, si su Cooperativa es de las que sufre de altos índices de cartera vencida, no trate de pasarse la vida sacando cubetadas de agua del pozo, más bien, identifique el lugar por donde se está filtrando el agua y tápelo.

Es momento de hacer un alto, revisar y ajustar lo que corresponda.

Es verdad que representa un esfuerzo, pero es un compromiso que tenemos con nuestros socios como respuesta a la confianza que han depositado en nosotros al confiarnos sus ahorros.

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Hoy- 5
Sintonizando con el socio

Sintonizando con el Socio

Gusto en saludarlos a continuación les quiero comentar sobre un tema que en lo personal considero muy importante para el desarrollo de nuestras cooperativas y es el servicio que nuestros empleados ofrecen a nuestros socios; el conocimiento que nuestros empleados deben tener sobre nuestros socios en cuanto a las diferentes personalidades que hay en el ser humano, será clave para el éxito de nuestras cooperativas, pues se darán cuenta el como atenderlos y como satisfacer sus necesidades según el carácter de cada uno de ellos, por lo que a continuación describo el tema:

SINTONIZANDO CON EL SOCIO

El Asesor Cooperativo deberá otorgar a todos los socios una asesoría integral acompañado de un servicio de calidad, logrando sintonizar con los mismos, tomando en cuenta:

  1. La personalidad de los socios y
  2. La manera que tiene para comunicar sus necesidades.

¿Cómo soy yo? ¿Cómo es el socio?

¿Te has preguntado alguna vez por qué a veces entendemos mejor a unas personas que a otras?

¿Sabes qué tipo de personalidad tienen tus socios, tus compañeros, incluso tú mismo(a)?

¿Por qué no sientes la misma empatía con todos los socios?

El Asesor Cooperativo deberá realizar una correcta asesoría y servicio con los socios sintonizando con el mismo, tomando en cuenta varios factores:

Personalidad del socio y la manera de comunicarse.

Ahora conoceremos diferentes tipos de personalidad que nos permitan entender y comprender el actuar y reaccionar de las personas que nos rodean.

Estos tipos de personalidades son 4 y vamos a distinguirlas y definirlas por sus colores:

  1.  Amarillo
  2.  Rojo
  3.  Azul
  4.  Verde

AMARILLO:

  • Otra forma de llamar a estas personas es colérico.
  • Una persona amarilla se ve afectada cuando existe presión.
  • Es impaciente, impulsivo, intenta dominar.
  • Es demasiado directo al expresarse, por lo regular usa preguntas desafiantes.
  • Una señal para poder identificarlas es que a veces apunta con el dedo para enfatizar algo o tomar control.
  • No se aparta de los conflictos, más bien se siente cómodo con estos, son personas que dirigen y son muy sociables.

ROJO:

  • Son sanguíneos, son personas entusiastas y amigables, frecuentemente desatento en los detalles.
  • Les gusta contar historias y anécdotas.
  • Parece impulsivo y superficial, es muy desorganizado, muy sociable y cortés, se viste casual, le gustan los colores.
  • Tiene un contacto visual amigables.
  • Mucho movimiento corporal, utiliza sus manos para hablar, su estilo es abierto y relajado,
  • Toca a los demás como una señal de amistad, le gusta compartir sus sentimientos.
  • Es un socio al que le tienes que hablar con tacto.
  • Es un socio que te contara toda su historia.
  • Es un socio que tiene que saludar de apretón de manos ya que si no lo haces sentirá que no es bien recibido.
  • Tienes que saber en que momento cortar con él una información.
  • Es fácil de convencer si le das un buen servicio.
  • Si tocas el lado sencible puedes lograr que acceda otros servicios como seguros, etc.
  • Son personas confiadas por lo que toda la información que le proporciones para ellos será veridica y sobre esa tomarán sus decisiones y si se le otorga un buen servicio se convertirán en un socio leal.
  • Este tipo de socios confian en su asesor como una persona honesta, preparada y estará convencido de que le estas proporcionando la información que cubrirá su necesidad.

AZUL:

  • O flemático, son personas sumamente metódicas y organizadas.
  • Se preocupan por la seguridad.
  • Se rehúsan a cambiar su situación actual (zona de confort), tienden a hacer preguntas con el fin de enclarecer la información, normalmente son buenos oyentes, aborda los problemas cautelosamente.
  • Es el tipo de socio que le da la mano a todos de manera muy amigable y su apretón de manos es amigable.
  • Le gusta estar en una oficina segura y confortable, tiene un escritorio organizado con fotos de la familia, generalmente es muy cortés, su contacto visual es sincero y caluroso.
  • El contacto con las demás personas es cauteloso, son sumamente reservados, en un ambiente hostíl, reaccionan de forma pasiva, evitan los conflictos y enfrentamientos.
  • A este tipo de socio le tienes que decir paso por paso toda la información.
  • Este socio requiere de mucha información.
  • Este socio preguntará mucho porque le gusta realizar su propio análisis para asegurarse de la información por la desición que va a tomar.
  • Este socio requiere corroborar toda la información.
  • A este tipo de socio le gusta escuchar así que estará atento a las soluciones que le proporcionara el personal de la sucursal para cubrir sus necesidades.

VERDE:

  • O melancólicos. Las personas con esta personalidad se preparan con anticipación.
  • Son muy organizadas, puntuales, sistemáticas y disciplinadas sobre todo con el tiempo.
  • No les gusta compartir sus sentimientos, su cuestionamiento es preciso, lógico, detallado, muy orientado a hechos, detalles y evidencias.
  • Su apretón de manos es suelto, breve y a veces nervioso, usa pausas cuando hablar, para pensar.
  • Es una persona muy dificil de convencer, es muy político y diplomático.
  • Su vestir es cuidadoso y conservador.
  • Evita el contacto visual, principalmente en una situación hostil, parece frio y poco espresivo.
  • A veces ríe nerviosamente, por lo regular cambia de parecer para evitar conflictos, pero siempre está seguro de lo que dice, puede mencionar, políticas, hechos, procedimientos e incluso puede parecer autoritario.
  • Tiende a volverse defensivo cuando se siente amenazado.
  • Este socio esperará que la persona que lo atienda tenga todo el conocimiento de los servicios que ofrece.
  • Es el socio que le podrás entregar la información escrita de acuerdo a los diferentes medios de difusión con que cuenta la institución (videos, folletos, trípticos, etc.)

Conocer esta información te servirá de apoyo para identificar la personalidad del socio de acuerdo a las características que muestra cada color y en base a ello, contar con información adicional que te ayudará a otorgar un servicio más personalizado, creando en el socio una sensación de total atención e importancia para la Institución.

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Hoy- 3

La clave para ahorrar

Según el diccionario, la palabra “ahorrar” tiene dos significados principales: “Reservar una parte de los ingresos ordinarios”, es decir, guardar dinero ya sea como previsión para necesidades futuras o con un objetivo determinado y “evitar un gasto o consumo mayor”.

En la economía de un país existen dos tipos de ahorros: interno y externo.

El ahorro interno es la cantidad de recursos generados por la economía nacional a través de la captación de los sistemas financieros e impositivos del país destinados al financiamiento interno y del saldo corriente de la balanza de pagos. Es la parte del ingreso nacional que no se consume.

El ahorro externo es la cantidad de recursos que requiere la economía nacional para cubrir el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Se compone principalmente por la inversión extranjera directa y los préstamos recibidos por el sector público y privado.

El ahorro interno es fundamental para lograr la estabilidad y el desarrollo económico de un país.

Si el ahorro interno no es suficiente, la economía necesitará abastecerse de recursos externos y eso significa endeudarse.

En economía, hay un concepto que se denomina “tasa de ahorro” (Nota importante: Es diferente al concepto “tasa de interés”)

La tasa de ahorro es un indicador que mide el porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) de ahorro en un país. Ahí incluye el ahorro público y el privado. Éste último proviene de lo que las familias ahorran a través de las diferentes instituciones e instrumentos financieros. 

En un artículo publicado el 29 de agosto del 2023 por el periódico “El informador” en su sección de economía describe el resultado de un análisis de este indicador a nivel internacional tomando datos del banco mundial.

La tasa de ahorro en México ocupa el lugar 63 en el ranking mundial pues representa un 23.54 del PIB, el cual se encuentra por debajo del promedio general del 27%. Nuestro país ocupa el cuarto lugar entre los países latinoamericanos.

Solo para darnos una idea, Qatar es el país con la tasa de ahorro más alta a nivel mundial con un 51.4% del PIB.

Toda esta información nos sirve para tomar consciencia de la gran necesidad que tenemos en México de fomentar el hábito del ahorro.

Ahora bien, de lo anterior pudiera desprenderse la pregunta ¿por qué en México no ahorramos lo suficiente?

En lugar de contestarla me gustaría explicar ¿por qué si ahorran quienes ahorran?

A finales de los años ochenta yo formé parte de un equipo que estudiamos las causas por las cuales la gente ahorraba en nuestra Caja Popular.

Primero obtuvimos una lista de aquellos socios que habían ahorrado de forma constante y sistemática en los últimos doce meses. 

Recuerdo a una socia propietaria de una tortillería, también a un taxista. Ahorraban diario en la Caja.

Otros socios con actividades diversas lo hacían semanal, catorcenal o quincenal. Solo unos pocos lo hacían de forma mensual.

Luego, nos dimos a la tarea de comunicarnos con cada uno para concertar una cita y tener una entrevista personal, podían acudir a la sucursal o podíamos acudir a su domicilio, donde ellos lo prefirieran.

Han pasado más de treinta años de esa experiencia y aún conservo en mi memoria los hallazgos y puntos clave que nos dejaron esos socios, como aprendizaje.

Un primer hallazgo fue que varios de esos socios aprendieron el hábito del ahorro desde su infancia.

Recuerdo haber escuchado a más de un socio decir que su papá, su mamá o su abuelita le enseñó a separar parte de su dinero para ahorrar.

Otro hallazgo fue que muchos socios aprendieron a ahorrar estando dentro de la cooperativa.

“Yo no tenía el hábito del ahorro —decían— hasta que entré a la Caja”

Ahí confirmé que la educación cooperativa puede dar frutos. Varios socios adoptaron el hábito del ahorro como producto de la información y conciencia que adquirieron al asistir a una o varias reuniones educativas. Como parte del proceso de concientización (u obligación) para poder tramitar un crédito.

Un tercer hallazgo fue cuando vi cómo la mayoría de esos socios, si no es que todos, ubicaba el ahorro en primer lugar dentro de su presupuesto familiar. Sí, incluso antes que el rubro de alimentación.

Es muy sencillo de entender. Cuando el socio recibía sus ingresos, antes de distribuirlos en gastos y pagos, de inmediato separaba lo correspondiente al ahorro.

Si una persona desea ahorrar lo que le sobra después de realizar sus gastos, nunca le sobrará nada.

Entonces, la clave es poner el ahorro en primer lugar de la lista de conceptos a los cuales se destinará su ingreso.

En ese estudio descubrimos que el común de los socios ahorraba entre un cinco y un diez por ciento de sus ingresos y la periodicidad era acorde a cuando los recibían.

Otro factor fundamental que encontramos fue que esas personas habían creado una cultura en el interior de su familia para hacer economías en cada rubro de sus gastos.

Por ejemplo, si deseas ahorrar en el pago de energía eléctrica, debes promover la cultura entre todos los integrantes de tu familia para apagar las luces cuando no las estén ocupando.

Y ahí está otro factor clave: involucrar a todos los integrantes de la familia en la dinámica del ahorro.

Hubo una socia a la que visité en su casa. Me mostró su recetario de cocina. Pero dirás ¿qué tiene de especial eso? Lo especial es que ese recetario contenía tres características: Sabrosura, variedad y economía. Eran recetas que se podían elaborar con ingredientes sencillos y baratos. ¿No es fabuloso?

Es una lástima que yo no tenía la visión de ahora, de lo contrario, la hubiera motivado y apoyado para que ella publicara su recetario en un libro y que muchas familias se beneficiaran con su creatividad.

Haciendo una similitud del estado de resultados de una empresa con el de una familia, tenemos que, en primer lugar, se encuentran los ingresos.

Si deseas que cada mes tu resultado sea superávit entonces tienes que buscar una o ambas cosas: incrementar el ingreso y/o reducir el gasto.

Lo que los socios nos enseñaron en ese estudio fue fantástico. La mayoría tenían más de un ingreso.

Recuerdo una familia en la que el señor era obrero, en realidad ganaba poco, pero en sus ratos libres hacía trabajos de mantenimiento en las casas (plomería, albañilería, electricidad). Su esposa, además de administradora del hogar, aprendió a hacer trabajos de estilista (cortes de pelo, tintes, bases)

¿Te imaginas lo que esa familia ahorraba en gastos de mantenimiento de su hogar y en servicios de estética? Había temporadas en que los ingresos que percibían de ambas actividades adicionales superaban el salario que el señor ganaba como obrero.

De este hallazgo se derivó uno de los proyectos más ambiciosos que tuvo nuestra cooperativa: la impartición de clases para aprender oficios.

La visión no era que se impartieran las clases con el objetivo de promover la cultura en general. Era que los socios y socias aprendieran algún oficio que les redituara un ingreso o evitara un gasto.

Hubo clases de carpintería, plomería, electricidad, corte y confección, belleza, cocina y repostería, etcétera.

Ahora, en el rubro de los gastos, en cada concepto aprendimos algo de los socios.

Para ahorrar en alimentación las personas cocinaban personalmente. No compraban comida preparada o de las que llamamos “comida rápida” pues es más cara.

Cada integrante de la familia contribuía para que todo se aprovechara en el hogar.

Recuerdo a una señora que comentó que, si un día preparaba algún guiso que llevara tostadas y al final del día éstas sobraban, al día siguiente las convertía en chilaquiles. Si un día preparaba pollo y al final sobraba, al día siguiente preparaba unas flautas o unas enchiladas suizas de pollo, pero nada se desperdiciaba.

Para ahorrar agua, luz o teléfono tenían sus “secretos” todos ellos basados en la optimización del recurso.

Y un factor fundamental fue que sabían identificar cuál era el nivel socioeconómico al que pertenecían.

Y es muy lógico, mira, si por ejemplo ganas poco ingreso, a penas te alcanza para absorber los gastos elementales, pero quieres pagar una renta en una zona residencial o inscribir a tus hijos en escuelas privadas donde hay que pagar altos importes por colegiaturas, entonces necesariamente tendrás que endeudarte para poder alcanzar ese nivel socio económico que no tienes.

Ya para concluir, puedo asegurar que tener un ingreso más alto no es garantía de que la persona vaya a ahorrar.

Una persona puede recibir un ingreso de sesenta mil pesos mensuales y no ahorra mientras que otra recibe seis mil pesos mensuales y sí ahorra.

La clave para ahorrar está en la mentalidad y en la forma de administrar sus recursos.

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Hoy- 4

La importancia de las finanzas personales

Las finanzas están presentes en cada etapa de la vida y dentro de las enseñanzas de la familia, sumando a los principios y valores, debemos agregar el tema del manejo de unas finanzas sanas.

Si logramos tener en nuestra familia como prioridad y enseñanza este tema tan importante, otorgaremos un futuro financiero ordenado para nuestro bienestar. La clave es una adecuada educación financiera.

Las finanzas en la Niñez

La educación en la niñez es crucial para sembrar los valores y principios que definirán la personalidad de cada persona.  Y si a esta formación agregamos las bases de la educación financiera, estamos otorgando cimientos fuertes para los pequeños ahorradores.

Conductas básicas como pedir a los pequeños que ahorren una parte de sus mesadas semanales, incentivarlos para el cuidado y reciclaje de sus pertenencias personales como ropa, calzado, juguetes, útiles escolares, etc. además de involucrarlos en el diseño de los planes de ahorro de la familia, son pequeños hábitos que van modelando la cultura financiera desde edades tempranas.

Finanzas en la Adolescencia y Juventud

En esta etapa los hijos van creciendo y el costo de su educación y formación es cada vez más alto. Al continuar orientando a nuestros hijos en el cuidado del dinero, fomentar su ahorro mensual, el cuidado de las cosas, así como la concientización de lograr con su propio esfuerzo, el pago de sus gustos; estaremos otorgándoles bases sólidas para el buen manejo de su economía, siempre resaltando los siguientes puntos:

1.- La responsabilidad en sus tareas de la casa y/o en un empleo.

2.- Fortalecimiento de sus finanzas.

3.- Contribución económica en la familia.

Finanzas en la vida adulta

En esta etapa debemos lograr la autonomía financiera, lo cual nos permite tomar decisiones importantes y más complicadas en la vida de las personas como:

  1. Elegir el trabajo adecuado.
  2. Mejorar y ascender en la carrera profesional.
  3. Primeras compras importantes, como el primer coche.
  4. Nuestra vida social, vacaciones, pareja…

La formación financiera es adquirida previamente, y al aplicarla en esta etapa, el adulto sabrá de una manera más especifica el cómo lograr sus objetivos, así como la importancia de cuidar el dinero que con mucho esfuerzo ha ganado.  Si esta orientación no se recibió en las primeras etapas, será más difícil lograr sus objetivos financieros aunque no es impedimento hacer el esfuerzo para corregir el rumbo.

Jubilación con salud financiera

En muchos casos, la última etapa de la vida coincide con el final de nuestra vida laboral. Se acabaron las obligaciones y nos enfrentamos a la mayor cantidad de tiempo libre que hayamos tenido nunca.

La planificación de la jubilación es una tarea complicada, dado que no sabemos a ciencia cierta los ingresos que vamos a tener en este punto.

El ahorro acumulado durante los años y la maximización de nuestros ingresos en este periodo deben ser el objetivo primordial.

Recomendaciones para disfrutar una jubilación sin penurias:

  • Evaluar tu presupuesto de manera sistemática, (ingresos, gastos, ahorro, etc.).
  • Considera opciones de inversión para tus ahorros, esta mecánica te generará intereses por tu dinero, por lo cual estarás incrementando tu capital. Las SOCAP´s son una excelente opción.
  • Realiza actividades que te generen ingresos adicionales que te mantenga activo y hasta desde la comodidad de tu hogar.
  • Viaja; este punto es invertir en ti pues te permitirá conocer, relajarte, y sobre todo divertirte y motivar a ahorrar para el siguiente plan de viaje que realices.

Tips generales para tener unas finanzas sanas*:

  1. Uso del crédito para sumar no para restar
  2. Gastar menos de lo que se gana
  3. Ahorrar y planear el futuro
  4. Invertir
  5. Tener un fondo de emergencias
  6. Proteger el patrimonio

Para concluir, recalcaremos que es de suma importancia tomar las decisiones financieras más acertadas en las diferentes etapas de nuestra vida, ya que ello nos permitirá  mantener unas finanzas sanas y sobre todo, una paz mental fuera  de preocupaciones y estrés por falta de recursos, lo cual hará  que podamos disfrutar  a nuestra familia que es el tesoro más importante  y valioso que tenemos.

*Referencia: AVANTTYA

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Hoy- 6
Seguridad Social para Directivos de Cooperativas

Seguro Social para Directivos de Cooperativas?

Planteamiento de seguridad social en las cooperativas:

Un directivo tiene el derecho de exigir registro y por ende, pago de seguridad social, por los servicios prestados en la cooperativa, si solo funge como parte del Consejo de administración o vigilancia en su caso?

Esto genera la necesidad de analizar el origen del desempeño de los servicios prestados y por ende la obligatoriedad o no de la inscripción ante el seguro social, de los directivos de una cooperativa, más allá en lo especifico, en una cooperativa de ahorro y préstamo.

Para lo anterior me permito hacer una planteamiento y análisis al respecto.

¿Una vez que termina su periodo cíclico de un directivo y no fue dado de alta ante el IMSS, puede demandar a la cooperativa, por esta “falta”?

Y la respuesta es que SI se puede demandar… pero que prospere, depende de las condiciones y circunstancias, para lo cual podemos hacer el siguiente análisis, basado en hechos reales de juicios ya ventilados y resueltos hasta última instancia por tribunales superiores.

Los estatutos regularmente de las cooperativas señalan que el consejo será el órgano ejecutivo y representante legal de la sociedad, y tendrá además las más amplias facultades reconocidas por la ley a un mandatario general para celebrar todo tipo de convenios, contratos y negocios jurídicos, y para realizar toda clase de actos y operaciones que por ley y por disposición de las bases constitutivas, no estén reservados a la asamblea general, así como administrar o dirigir los negocios de la sociedad, para realizar todos y cada uno de los objetos sociales de la misma, y para representarla ante personas físicas o morales, y ante toda clase de autoridades, sean judiciales (civiles o penales), administrativas o laborales.

 Lo anterior describe tareas específicas, de mandato judicial y tareas encomendadas a nombre y representación de la sociedad, pero el factor de análisis es la prestación de servicios personales, que se ejerzan en la tesitura de relación patronal vs empleado, cuando su función real es de ser consejeros de administración y/o vigilancia.

Por otra parte, se debe acreditar que la relación genera un salario, además de la subordinación y con ello se cuadraría en el sentido laboral o al menos la prestación queda obligada la sociedad cooperativa a prestar la seguridad social a que se refiere la Ley de cooperativas.

Para lo anterior se discierne entre existencia de la condicionante de que el socio que ha de registrarse en el régimen obligatorio aporte su trabajo personal a la sociedad cooperativa. Puede deducirse, entonces, que el derecho a la seguridad social se encuentra previsto en el artículo 57 de la Ley General de Sociedades Cooperativas. En ese tenor, en cuanto a las sociedades cooperativas, en la Ley del Seguro Social se establece todo un sistema relacionado con ellos con la finalidad de que aporten las cuotas de seguridad social de sus trabajadores, así como de sus socios que aporten su trabajo personal.

Es de analizar la designación por parte de la asamblea de socios (órgano supremo de la persona moral) como miembros del Consejo de Vigilancia o administración, implica que tales personas forman parte del órgano de gobierno de la sociedad cooperativa y, por tanto, que no existe una relación laboral entre las partes, por no darse la prestación de trabajo personal, de los miembros del Consejo de Vigilancia o Administración con la persona moral.

En derecho equiparado es indispensable dar seguimiento al establecer pronunciamiento de sala, al respecto de derecho equiparado, que me permito transcribir:

tesis II.T.327 L4, cuyo rubro y texto son:

“RELACIÓN DE TRABAJO. NO EXISTE ENTRE UNA SOCIEDAD CIVIL Y UNO DE SUS SOCIOS QUE PRESTA SUS SERVICIOS COMO PRESIDENTE DEL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN Y ASESOR JURÍDICO DE AQUÉLLA, AUN CUANDO SE HAYA ACORDADO RETRIBUÍRSELOS, SI NO LOS DESEMPEÑA

COMO TRABAJADOR Y NO SE DA EL ELEMENTO DE SUBORDINACIÓN. El hecho de que el actor, en su carácter de socio de la sociedad civil demandada, por disposición de su asamblea, en su carácter de órgano supremo, haya fungido como presidente del consejo de administración y asesor jurídico de aquélla, no significa que exista una relación laboral entre las partes, por no darse subordinación del accionante con la persona moral, aun cuando los socios hayan acordado retribuirle económicamente esos servicios, ya que éstos son desempeñados con el carácter de socio y como integrante del consejo de administración y no como empleado”.

4° Época: Novena Época, Registro: 170453, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXVII, Enero de 2008, Materia(s): Laboral, Tesis: II.T.327 L, Página: 2819

CONCLUSION.

Amén de lo anterior, el análisis se torna en la conducta, contemplada como acto de “prestación de servicios personal o no” y su descripción como un ordenamiento sin paga, por parte de una asamblea, y mas bien es un puesto de representación de forma honorifica y si y solo si, existieron de forma fiscalizada un alta como “empleado”, podría verse de forma distinta. (Implicaría recibos de nómina timbrados).

En cualquier caso, en el hecho estimado que exdirectivos demanden a la cooperativa por sus pagos de seguridad social pasadas, en la estadía como directivos, es oportuno tener una estrategia estructurada jurídicamente para combatir y sustentar en tribunales, los razonamientos de dirección y representación.

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Hoy- 4
La transformación digital en las SOCAPs

La transformación digital en las SOCAP’s                               

En reiteradas presentaciones nos han hecho ver que la transformación digital abarca la tecnología, las personas y los procesos; obviar cualquiera de estos tres factores es condenar al fracaso el reto de este proceso tan estratégico y determinante para la permanencia de las organizaciones.

En mi experiencia por más de 15 años en el tema, puedo compartir las lecciones aprendidas desde la perspectiva de mi puesto en la Cooperativa que dirijo.

Empezaré por exponer las razones que a mi juicio son elementales para adoptar la transformación digital en nuestras cooperativas.

En primera instancia una de las razones tiene que ver con los tan mencionados conceptos de eficiencia y eficacia en las organizaciones; tratando de explicar la forma más sencilla de dichos conceptos, diríamos que la eficacia se enfoca en el logro de resultados y la eficiencia en la mejor forma de obtenerlos en función del costo-beneficio.

Siguiendo con la argumentación de la primera razón de la necesidad de transformar digitalmente a las SOCAP’s (Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo), en razón de la eficacia y de la eficiencia, hoy como nunca la adecuada conjunción de la tecnología, los procesos y las personas; contribuyen de manera indiscutible y de manera simultánea, en el logro de la eficacia y la eficiencia en nuestras cooperativas.

Considero que dentro de este factor debe tomarse en cuenta de manera prioritaria, la seguridad de la información, que bajo ningún argumento puede sacrificarse y quedar fuera de la ecuación; ya que el riesgo asumido pondría en jaque tanto la eficacia como la misma eficiencia. Basta con poner de ejemplo que un ciberataque puede acabar con cualquier empresa, cuando no están prevenidos adecuadamente este tipo de riesgos.

La segunda razón y no menos importante, tiene su fundamentación en el mercado actual que exige la mejor experiencia en la obtención de productos y servicios al menor costo posible.

En esta segunda razón, las SOCAP’s tenemos una asignatura pendiente con el segmento de nuestros socios digitales, ya que a pesar de tener una amplia y atractiva oferta de productos, la forma de llegar tanto a los socios jóvenes como a los socios que usan la tecnología, no es la más óptima posible.

En mi opinión, la tercera razón está enfocada en la sostenibilidad, ya que la adecuada combinación del aprovechamiento de la tecnología, los procesos y las personas podría lograr que los servicios financieros estén orientados en la mejora de la calidad de vida de sus socios contribuyendo de manera enfocada en la sostenibilidad.

Frecuentemente confundimos los términos de sostenibilidad con el de sustentabilidad como si se tratase de lo mismo y no es así. Recientemente tuve la oportunidad de estar en una presentación de marketing ético y en la exposición nos aclaraban que la sostenibilidad abarca la sociedad, la gobernanza y el medio ambiente y la sustentabilidad está más enfocada sólo en el cuidado del medio ambiente.

Seguramente habremos de haber escuchado o visto las siglas ESG o en español ASG, lo cual no es otra cosa que los 3 pilares de la sostenibilidad mencionados en el párrafo anterior: Medioambiente, sociedad y gobernanza.

Las empresas somos responsables de cimentar un futuro sostenible y para ello tenemos dos marcos de referencia: los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Diez principios del Pacto Mundial de la ONU. Los SARAS son los sistemas de administración de riesgos ambientales y sociales que ya están aplicándose en buena parte de las entidades financieras en el mundo, con el ánimo de contribuir en la sostenibilidad.

Siguiendo en el orden de ideas con la tercera razón para realizar una transformación digital en las SOCAP´s, puedo mencionar que estoy convencida que el uso estratégico del Big Data y de la Inteligencia Artificial, debe dirigir los esfuerzos de las cooperativas a fin de colocar  productos y servicios como trajes a la medida para nuestros socios; que no sólo estén enfocados en sus necesidades manifiestas, sino en el análisis de la mejor forma de solucionarlas, sin pasar por alto un mínimo de parámetros de la sostenibilidad.

Para ir cerrando el tema, tenemos que reconocer que los esfuerzos realizados hasta ahora en materia de transformación digital en las SOCAP´s,  no han dado los frutos esperados debido principalmente a  que no incluimos en nuestros ejercicios de planeación estratégica, un plan integral en esta materia; plan que precisamente logre la alineación de las personas, los procesos y la tecnología en base a las capacidades de cada institución.

En la actualidad, son múltiples y muy variadas las ofertas de productos y servicios relacionados con la tecnología y de pronto, nos vemos acechados por toda clase de proveedores que sin un diagnóstico claro de la situación de cada cooperativa se empeñan en convencernos de que tienen la “solución mágica” a todos nuestros males digitales; basta con mencionar que la cantidad de  startups y  fintech que han emergido en los últimos años, ha provocado que diariamente nos veamos atiborrados de correos electrónicos  solicitando reuniones de presentación de diferentes tipo de servicios.

En conclusión y a título personal, recomendaría que al margen de que no se cuente con los recursos necesarios para estructurar un plan de transformación digital, por lo menos se integre en la planeación estratégica de la cooperativa, un diagnóstico objetivo con sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades; a efecto de definir con claridad las etapas que se decidan abordar en  esta materia  ya que tiene un efecto transversal en todas las áreas de la institución.

De ser posible, enfatizo que es muy deseable que se realice el esfuerzo por contar con un plan a conciencia, integrado plenamente en la planeación estratégica de la Cooperativa, dedicando los recursos necesarios de tiempo, dinero y personas.

Para finalizar, estoy convencida que el futuro nos está alcanzando y que sólo las cooperativas que logren integrar en sus modelos de negocio, una transformación digital exitosa, podrán sobrevivir en los próximos años.


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Hoy- 6

Calidad de la información, componente fundamental de un sistema de crédito y cobranza

Así como el cuerpo humano está integrado por diferentes sistemas (Circulatorio, digestivo, nervioso, etcétera) también una cooperativa lo está. (El sistema tecnológico, contable, del capital humano, etcétera)

Uno de éstos es el Sistema de Colocación y Recuperación de Cartera de Préstamos, para abreviar: “Sistema de Crédito y Cobranza”

Toda la aventura crediticia empieza allá, en la vida cotidiana del socio, cuando se le presenta la oportunidad de comprar algo o cuando de repente surge una emergencia o la necesidad de invertir en un proyecto.

Es en ese momento cuando el socio analiza si cuenta con los recursos monetarios para lograrlo.

Si de momento no los tiene o éstos son limitados es cuando decide acceder a una fuente de financiamiento.

En este mundo tan competido, el socio puede encontrar diversas opciones de crédito.

Pienso que debemos lograr tal efectividad en nuestro sistema de crédito y cobranza que para el socio no exista una mejor opción que la de su cooperativa.

Es entonces cuando cobra vida la fase inicial del sistema de crédito y cobranza: La información. La que fluye recíprocamente entre el Socio y la Caja.

En esta fase al socio le interesa conocer diversa información pero para él o ella lo más importante es saber si la Caja le podrá otorgar el préstamo.

Y de forma complementaria también necesita saber: A qué plazo, a qué tasa, forma de pago, garantía, etcétera y un dato fundamental: La fecha en que puede disponer del dinero.

Una de las características que debe tener nuestro sistema es que sea oportuno. Otorgar el crédito cuando el socio lo necesita.

Si el socio encuentra sencillez y claridad en la información y la oferta de crédito que le ofrece su cooperativa se adapta a su necesidad, ya se tiene cubierta la primera parte de la fase.  .

Pero esta es solo la información “de ida”, ahora se requiere la información “de vuelta”.

Así como el socio tiene derecho de recabar información de su cooperativa, ahora ésta lo tiene para recabar información de la persona.

Lo más importante es entender perfectamente la necesidad del socio. Solo así podemos cubrir o incluso superar su expectativa.

También se requiere conocerlo, ¿Quién es?, ¿A qué se dedica? La periodicidad de sus ingresos, ¿Cómo es el antecedente del comportamiento de pago dentro y fuera de la cooperativa? Y algo de lo más importante: ¿Tiene capacidad para pagar de manera oportuna el crédito que está solicitando?

Recordemos que el dinero que presta la cooperativa proviene de las aportaciones de los socios, por lo tanto, debemos cuidar que ese dinero regrese íntegra y oportunamente para seguir sirviendo.

Como podemos apreciar es un flujo de información entre el socio y la Caja.

Antes, todo esto se hacía de forma manual y en ocasiones requería tiempo.

El socio tenía que acudir siempre a la sucursal para solicitar información. Hoy algunas cooperativas ya cuentan con una plataforma para que el socio pueda acceder desde una computadora o desde una aplicación en su teléfono móvil.

Antes se tenía que llenar formatos para solicitar el crédito. Hoy, algunas cooperativas ya cuentan con sistemas paramétricos que contienen información actualizada del socio y al obtener de forma predictiva su comportamiento de pago futuro es posible dar una resolución anticipada y esto incide en ofrecer el servicio con mayor rapidez.

Para la Caja, una mayor agilidad en los procesos de crédito representa una ventaja competitiva.

Pero sea mediante un sistema informático o un proceso manual, la clave es la calidad de la información, componente fundamental para tener un sistema de crédito y cobranza efectivo.

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Hoy- 6
la importancia de la educación cooperativa en un sistema efectivo de crédito y cobranza

La importancia de la Educación Cooperativa en un Sistema efectivo de Crédito y Cobranza

El crédito es la razón principal por la cual la mayoría de los socios ingresa a una Caja Popular.

La cartera de préstamos es su activo principal y el más rentable, pero también representa un riesgo.

Es por eso que hoy quiero dedicar unas líneas para compartir un concepto que me parece básico para lograr un sistema de crédito y cobranza efectivo: La Educación Cooperativa.

Hay quienes creen que el sistema de crédito y cobranza inicia cuando un Socio acude a solicitar un préstamo. Pienso que no es así, todo empieza desde que acude a la cooperativa a solicitar información para ingresar.

Es importante saber ¿cómo ve el Socio a la Caja?

Si el socio conceptualiza a la Caja como si fuera un Banco, es decir, una empresa propiedad de un grupo reducido de capitalistas adinerados o un negocio propiedad de quién sabe quién, donde prestan dinero, el efecto en su actuar es uno. Le serán indiferentes muchas cosas. Si ahorra o no, si paga puntual o no, si acude a una Asamblea o no, al fin que no es su empresa.

Si por el contrario, el Socio conceptualiza a la Caja como suya, como lo que es, una cooperativa de la cual es copropietario y corresponsable junto con otros socios, hay más posibilidades de que la cuide y la proteja.

Para lograrlo, se requiere algo que se llama Educación Cooperativa y eso lleva un proceso que inicia desde que acude a ingresar a la Caja.

No hay que olvidar que el Socio no nace, se hace. Aunque al ingresar haya cubierto sus Partes Sociales, podrá tener la legalidad de Socio, pero no necesariamente esa mentalidad.

La Educación Cooperativa es uno de los Principios del Cooperativismo Universal y junto a los otros seis, es lo que permitirá que la Caja mantenga su esencia original a través del tiempo.

Desde mi punto de vista, la Educación Cooperativa debe aplicarse en cada etapa de la vida del Socio dentro de la Caja y por todos los medios posibles.

Cuando ingresa, es necesario que el Socio sepa a dónde está ingresando, lo que significa ser socio y no solo los servicios que otorga o los derechos que tiene sino también sus responsabilidades.

Cuando acude a tramitar un crédito y luego cuando lo recibe debe tener claridad que ese dinero proviene de otros socios que como él, se esfuerzan para ahorrar y cumplir sus responsabilidades, por lo tanto, el compromiso de regresarlo oportunamente debe ser muy fuerte.

Cuando acude al área de Cajas y por alguna razón tiene que esperar, es importante que se utilicen los medios visuales y auditivos para brindarle información y formación. Lo que ve y escucha en las pantallas, en los banners, en el ambiente, deben ser medios para aportarle cápsulas formativas y aprovechar su presencia.

Si por alguna razón se atrasa en sus pagos, un gestor de cobranza, antes de ser tal, debe ser ante todo un formador cooperativo, dispuesto a escuchar al socio, entender el problema que le impide cumplir y ayudarle a encontrar una solución que le permita reactivar sus pagos.

Cuando se organizan charlas formativas y círculos de estudio es muy común que siempre van los mismos socios, aquellos que son o fueron dirigentes, aquellos los más cumplidos y todo eso está bien, pero recordemos que quienes necesitan al médico no son los sanos sino los enfermos, por lo tanto es importante “echarse un clavado” a los sistemas e identificar a los socios inactivos en su ahorro, o atrasados en sus pagos o decepcionados con la Caja y si por alguna razón no quieren o no pueden acudir a charlas, entonces hay que ir a buscarlos.

Y es importante que el socio no sienta que al funcionario lo que le interesa es que el socio lleve dinero. No, el interés debe ser por la persona. El objetivo es volver a reactivar esa relación entre Socio y Caja para beneficio de todos.

Y qué me dicen de las Asambleas. Es el acto educativo por excelencia. Aunque es una realidad que a veces es estresante estar en un presídium rindiendo cuentas y respondiendo preguntas o inclusive sufriendo los embates de las críticas, es el momento en que el Socio ejerce su papel de dueño de su cooperativa.

Me parece que cada actividad informada en una Asamblea, cada cifra expuesta tiene que llevar un enfoque educativo. En todas las Asambleas el Socio debe salir con la convicción de que “la unión hace la fuerza” y que “nadie puede tanto como todos juntos” y que “la Caja realmente es su empresa” porque él fue informado de lo que ocurrió en un año, eligió a sus dirigentes y votó en lo que corresponde a su nivel.

En una Asamblea hay que vencer los nervios, tomar ese micrófono y resaltar los logros y desafíos que tiene la Caja y gritar a los cuatro vientos que todo eso es resultado del cumplimiento de los socios y de la aplicación de los principios y valores del cooperativismo.

No es filosofía romántica, es aplicación práctica y con un impacto muy alto en la vida de cada Socio y de su Cooperativa.

Por eso es importante que la función de Formación Cooperativa aunque pudiera ser coordinada por un Gerente de Formación, debe ser desempeñada por todo el personal y dirigentes aplicando lo que corresponda en cada etapa de los procesos operativos, administrativos o democráticos de la Caja.

Tengo una preocupación. He escuchado a un par de funcionarios hablar de la educación cooperativa pero en su exposición solo se enfoca a la educación financiera. Es diferente. La educación financiera es solo un tema de lo que debe abarcar la educación cooperativa.

La Educación Cooperativa, como la Educación en general, tiene que reflejarse en un cambio positivo, en una mejora de los hábitos y actitudes de la persona. Cuando hablo de la persona, me refiero a Socios (adultos y menores), dirigentes y empleados.

¿Dónde se nota que un socio está educado cooperativamente? No en su asistencia a una charla o círculo de estudios, ese es solo un medio, se nota en todas sus acciones dentro de la Caja. Solo por mencionar algunas:

Si ahorra de forma constante y sistemática.

Si invita a sus familiares y conocidos para que también ingresen y se beneficien con los servicios de la Caja.

Si aporta ideas para mejorar los servicios de su cooperativa.

Si asiste a sus Asambleas, no por obligación ni por interés de un premio, sino por convicción.

Si cumple con el pago oportuno de sus créditos sin necesidad de que la Caja tenga que gastar en una llamada, un aviso o un gestor.

Por eso es que en diversos foros he comentado que una Caja que tiene problemas de altos índices de Cartera Vencida no solo tiene un problema en su sistema de otorgamiento y recuperación de cartera sino también en la aplicación del principio de la Educación Cooperativa.

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Hoy- 2

Los ahorros de los Cooperativistas ¿Protección justa y equitativa?

¿Es equitativo y justo? En comparación con la banca comercial.

Es de todos, conocido que, en el sector de ahorro y crédito popular, desde los inicios de la LACP, y ahora ya más depurado, en la LRASCAP, las cuentas de ahorros de los socios de una cooperativa autorizada, tienen un fondo de protección, que cubre los ahorros del socio hasta el equivalente a 25,000 UDIS en caso de quebranto de la entidad, pero también es conocido, que la misma protección en forma directa equiparada, en la banca comercial, es de 400,000 UDIS, de forma unipersonal y en condiciones equivalentes a cada ente supervisado.

Desde el punto de vista jurídico una de las garantías y derechos inherentes del individuo es el derecho a la igualdad, el cual en este ensayo se procurará analizar como un derecho  del “ahorrador”, dentro del sistema financiero formal y supervisado, por la autoridad y amén de lo anterior, podría dirimirse en juicio constitucional, donde se sometería a tribunal superior el juzgar la igualdad y equidad de la norma, al amparar una protección distinta en igualdad de circunstancias.

Me permito analizar y plantear los siguientes argumentos como si se expusieran a juzgador:

El derecho humano a la igualdad jurídica se encuentra reconocido en los artículos 1º de la Constitución Federal y 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos[1], que prevén, expresamente, que todas las partes tienen derecho a la igual protección de la ley sin discriminación.

Luego, cuando la ley distingue entre varios hechos, sucesos o personas, se requiere analizar: I) si la distinción descansa en una base objetiva y razonable o es una discriminación constitucionalmente vedada; II) la racionalidad o adecuación de la distinción hecha por el legislador; III) si se cumple con el requisito de la proporcionalidad; y, IV) establecer en cada caso el referente sobre la cual se predica la igualdad[2].

Este último aspecto es imprescindible, pues la igualdad es un principio y un derecho de carácter fundamentalmente adjetivo que se atribuye siempre a algo. El referente es relevante al momento de realizar el control de constitucionalidad de leyes, porque la Norma Fundamental permite que en algunos ámbitos el legislador tenga más amplitud para desarrollar su labor normativa, mientras que en otros insta al juez constitucional (por difusión) a ser especialmente exigente cuando deba determinar si el legislador ha respetado las exigencias derivadas del principio mencionado.

Ciertamente, en aquellos casos en los que el legislador tiene una limitada discrecionalidad, el escrutinio judicial debe ser más estricto, tal como es el caso de alguno de los criterios enunciados en el último párrafo del artículo 1° constitucional (el origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas); por lo que al examinar su constitucionalidad a la luz del principio de igualdad, debe hacer un análisis estricto en el que se verifique una motivación reforzada por parte del creador de la norma.

El derecho humano a la igualdad jurídica, como principio adjetivo, se encuentra configurado por distintas facetas que, aunque son interdependientes y complementarias entre sí, pueden distinguirse conceptualmente en dos modalidades: la igualdad formal o de derecho y la igualdad sustantiva o, de hecho.

La primera es una protección en contra de distinciones o tratos arbitrarios y se compone a su vez en la igualdad ante la ley, como uniformidad en la aplicación de la norma jurídica por parte de todas las autoridades, e igualdad en la norma jurídica, que va dirigida a la autoridad materialmente legislativa y que consiste en el control del contenido de las normas a fin de evitar diferenciaciones legislativas sin justificación constitucional o violatorias del principio de proporcionalidad en sentido amplio

En cambio, la igualdad sustantiva o de hecho radica en alcanzar una paridad de oportunidades en el goce y ejercicio real y efectivo de los derechos humanos de todas las personas, lo que conlleva que en algunos casos sea necesario remover y/o disminuir los obstáculos sociales, políticos, culturales, económicos o de cualquier otra índole que impidan a los integrantes de ciertos grupos sociales sujetos a vulnerabilidad gozar y ejercer tales derechos; y en un análisis directo las cooperativas, en  su función social , son el claro ejemplo de sujetos amparados en su modo sustantivo (órgano social de la economía) y en lo adjetivo, al brindar el servicio financiero al sector mas vulnerable de la economía.

Primero deberá revisarse si las situaciones a comparar, en efecto, pueden contrastarse o si, por el contrario, revisten divergencias importantes que impidan una confrontación entre ambas por no entrañar realmente un tratamiento diferenciado; luego, estudiar si las distinciones de trato son admisibles o legítimas, lo cual exige -como se apuntó- que su justificación sea objetiva y razonable, a través de un escrutinio estricto u ordinario, según proceda.

La exigencia estriba en la diferenciación sea adecuada para el logro del fin legítimo buscado; esto es, que la medida sea capaz de causar su objetivo, bastando para ello una aptitud o posibilidad de cumplimiento, sin que sea exigible que los medios se adecuen estrechamente o estén diseñados exactamente para lograr el fin en comento. En este sentido, no se cumplirá el requisito de adecuación cuando la medida legislativa no contribuya a la obtención de su fin inmediato. Tratándose de las prohibiciones concretas de discriminación, en cambio, será necesario analizar con mayor intensidad la adecuación, siendo obligado que la medida esté directamente conectada con el fin perseguido.

Finalmente, deberá comprobarse que la medida legislativa sea proporcional; es decir, si guarda una relación razonable con el fin que se procura alcanzar, lo que supone una ponderación entre sus ventajas y desventajas, a efecto de comprobar que los perjuicios ocasionados por el trato diferenciado no sean desproporcionados con respecto a los objetivos perseguidos. De ahí que el analisis de proporcionalidad exija comprobar si el trato desigual resulta tolerable, teniendo en cuenta la importancia del fin perseguido, en el entendido de que mientras más alta sea la jerarquía del interés tutelado, mayor puede ser la diferencia.

Por ende, si bien existen diferencias claras entre la banca comercial y las cooperativas de ahorro, en su esquema de supervisión (directa vs auxiliar) y la regulación puede tener diferenciación proporcional, no es menos cierto que cada cooperativa, deberá estar autorizada, para otorgar el servicio financiero y por ende el ahorrador se encuentra en un similar de servicio que el de la banca comercial, ambos tutelados por la CNBV, pero con mucha diferencia en su protección económica.

Por todo lo anterior la conclusión que se podría exponer es: el derecho de certeza de los recursos de los ahorradores es distinta, dependiendo de la institución que guarde esos recursos; pareciera ser ahorradores de primera y de segunda, (todo tan discriminante).

Bien vale la pena la meditación y en su caso, someter a escrutinio y debate público, sin olvidar que se tiene por objetivo, formalizar los ahorros del público; sin olvidar que todos ellos están fiscalizados. 

[1]Artículo 24. Igualdad ante la Ley

Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley”.

Tal como se advierte de la jurisprudencia 1a./J. 55/2006 “IGUALDAD. CRITERIOS PARA DETERMINAR SI EL LEGISLADOR RESPETA ESE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL. La igualdad en nuestro texto constitucional constituye un principio complejo que no sólo otorga a las personas la garantía de que serán iguales ante la ley en su condición de destinatarios de las normas y de usuarios del sistema de administración de justicia, sino también en la ley (en relación con su contenido)…


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Hoy- 3

Cómo mejorar el Índice de Capitalización

Uno de los indicadores que son base para evaluar la sanidad de una SOCAP es el Índice de Capitalización, este indicador representa la fortaleza financiera de una institución para soportar pérdidas no esperadas por los riesgos en los que incurre, entre más fuerte sea éste, permitirá a la sociedad la posibilidad de ofrecer productos y servicios en mejores condiciones que el de su competencia.

Las disposiciones de carácter general aplicables a una SOCAP establecen la metodología que estas deben aplicar de acuerdo a su nivel de operaciones, en todo caso deberán mantener un capital neto el cual no podrá ser inferior al requerimiento de capital que se determine.

Capital Neto < Requerimiento de Capitalización por Riesgos           —>     Situación de Riesgo

Capital Neto = Requerimiento de Capitalización por Riesgos           —>     Requiere atención

Capital Neto > Requerimiento de Capitalización por Riesgos           —>     Entre mayor sea es mejor

¿Cómo se determina el ICAP para una sociedad que opere en el nivel básico o nivel I de operaciones?

Se determina de la siguiente manera:

El requerimiento de capital por riesgo de crédito será el que se obtenga de aplicar un 8 por ciento al monto total de la cartera de créditos otorgados por la Sociedad, neta de las correspondientes provisiones para riesgos crediticios.

Las sociedad autorizadas por la CNBV podrán deducir del monto total de cada crédito, hasta un 100 por ciento de los depósitos de dinero constituidos por el propio acreditado en la Sociedad, que cumplan con las condiciones para ser considerados una garantía en términos de lo dispuesto en el Apartado V del Anexo C de las disposiciones. El importe a deducir no podrá ser superior al saldo insoluto del crédito.

El capital neto estará compuesto por:

Enfrentar al reto de mejorar el indicador de capital, no es un asunto fácil, se requiere disciplina empresarial y financiera constante, que se traduzca en la obtención de resultados positivos y suficientes al cierre de cada ejercicio.

No existe un porcentaje mínimo o ideal de rentabilidad, al momento de realizar sus proyecciones anuales (presupuestos o estados financieros proyectados) la sociedad deben considerar que el remanente o excedente anual estimado debe ser suficiente para:  

  1. Cubrir los gastos y costos inherentes a la operación de la Sociedad,
  2. Las estimaciones preventivas para riesgos crediticios derivados de la calificación, y
  3. Generar un remanente o excedente suficiente, que permita a la Sociedad constituir las reservas estipuladas por Ley, y adicionalmente, crear reservas patrimoniales adicionanles e indivisibles que fortalezcan el capital contable de ésta.

Cuando la sociedad mantiene equilibrio entre sus tasas activas y sus tasas pasivas y un adecuado control de la morosidad (por debajo del 5%), y en donde además, el gasto administrativo no excede el parámetro sugerido por la CNBV en los indicadores relevantes y el nivel de cartera neta se mantiene en rangos razonables lograr un crecimiento paulatino año con año de su ICAP es, como se dice coloquialmente, pan comido.

En PINOS podemos apoyar a tu SOCAP a implementar un programa de fortalecimiento financiero para lograr las metas y la sanidad financiera deseada.

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Hoy- 4

La importancia de la Biografía Institucional

Estamos viviendo sin lugar a dudas un mundo altamente globalizado, lo que genera nuevas economías, nuevos procedimientos administrativos, nuevas formas de organización, justificación de los objetivos y gestión empresarial de toda actividad económica.

En éstos tiempos ya se ha hecho común el fenómeno donde las grandes organizaciones principalmente las transnacionales adquieren acciones y poder sobre las empresas locales, por lo que hablar de empresas ciento por ciento nacionales ya es escaso, máxime si la organización es de orden local o regional, como es el caso de muchas cooperativas.

Las Cooperativas de ahorro y préstamo representan una fracción importante de las empresas locales exitosas, muchas de ellas cuentan con representantes y administradores que han sabido dirigirlas con honestidad, prudencia e inteligencia, generando resultados progresistas y prometedores, otras están reconfigurando su visión, con estrategias sustentable y sostenibles, cuyo reto será mantener una mezcla ideal entre “su historia y tradición local y la adopción de las nuevas tendencias globales, especialmente enmarcadas por las tecnologías de la información y la comunicación”. 

Muchas Cooperativas durante décadas han sabido ganarse el respeto y la preferencia del sector cooperativo mexicano, de sus propios socios, de sus dirigentes y sus empleados, sin embargo muy pocas se han atrevido a redactar y socializar su sabor local, su historia, sus orígenes, tropiezos, aciertos, triunfos, y logros, así mismo muchas cooperativas mantienen el olvido y el abandono injusto a personas que forjaron su vida y destino particular, teniendo como principal aliada estratégica a su Cooperativa.

Redactar la biografía de la Cooperativa representa hoy en día una estrategia comunicacional inteligente. Revelar remembranzas y hechos históricos es además de una estrategia inteligente una muestra de humildad, donde se reconoce que el éxito actual tiene como sustento el actuar de decenas o centenas de personas, la vigencia en el tiempo de cada cooperativa, se abre paso entre los vertiginosos cambios de 360 grados, principalmente en la forma y preferencias de las nuevas generaciones.

Todas las cooperativas debiesen poner sobre la palestra ésta idea, al hacerlo todos adquirirán nuevos bríos, la creación de fuertes lazos de fidelidad, identidad y orgullo de ser parte de una organización que se diferencia de otras por su arraigo local, del pueblo, de participación de muchos, de democracia.

Contar la historia con la verdad genera arraigo y es ejemplo ante la comunidad, pues hoy los consumidores son “activos”, les interesa saber quiénes están detrás de lo que están comprando, saber si la empresa donde adquieren productos y servicios es socialmente responsable, saber si es una empresa que respeta a sus trabajadores, que es una empresa que no contamina, que se involucra con humildad con las tradiciones locales etc. Comunicar la historia y el destino es una estrategia inteligente que habla de una cooperativa de la gente y para la gente.

Para cualquier marca es importante recrear el relato sobre su vida institucional, las historias permiten crear vínculos emocionales entre la marca y el consumidor, muchos relatos sobre la historia de otras marcas se convierten en memorias que traen más aciertos, porque se recuerda mucho mejor aquello que nos contaron que lo que no.

No redactar la historia de la organización dificulta comunicar a los asociados empleados, lo que es realmente representa una verdadera Caja Popular, así, la narración biográfica fortalece la empatía entre socios, empleados y comunidad en general. Siempre será inteligente agregar estrategias que sumen, nos distingan y nos hagan ver diferentes; involucrados con la gente y con su desarrollo.

Reflexionemos con sinceridad: ¿Los empleados de tu Cooperativa valoran lo que hoy es su fuente de trabajo y lo que ahora les corresponde hacer para continuar forjando su historia?

No permitas que la historia de tu cooperativa quede sepultada en el olvido, mucho menos que alguien la reconfigure a conveniencia, mucho menos que alguien se atreva a decir que la historia de la cooperativa es incipiente e irrelevante y que solo lo que últimamente se hace representa el verdadero pilar del crecimiento y sustento.

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