El liderazgo con vocación de servicio
Dentro de las experiencias tenidas en mi vida laboral y dirigencial dentro del movimiento cooperativo, trate de poner en práctica lo que más que pude, los comportamientos de un líder con vocación de servicio, que vienen en el libro La Paradoja, de James Hunter lo que me permitió obtener a nivel nacional primeros lugares con mis equipos de trabajo y del cual me siento feliz y orgulloso, a continuación hago un extracto de lo que me inspiro y le di lectura varias veces, más en momentos difíciles para la toma de decisiones.
LIDERAZGO
(Un líder es aquel que se atreve a dar el primer paso, para guiar a su equipo a obtener grandes logros)
¿Dónde están todos los líderes?
Cada año las empresas envían a su personal a cursos de liderazgo y gastan buenas sumas de dinero en consultores y cursos para los ejecutivos que integran los equipos de liderazgo. Pero más del 90% de los que intervienen en los cursos de desarrollo y formación para el liderazgo es una pérdida de tiempo y dinero, terminan los cursos con una sensación de entusiasmo y desconcierto. Sin embargo, menos del 10% cambiará realmente su conducta como resultado del curso.
Existen muchos jóvenes brillantes que ingresan a las organizaciones después de graduarse en las mejores universidades, intentan impresionar a todos con lo que saben, pero ignoran la simple verdad de que a la gente no le interesa lo que usted sabe hasta que sabe lo que a usted le interesa.
Hay demasiados graduados en administración de empresas que son idóneos para administrar, pero incapaces para liderar.
Una investigación reciente revela que más de dos tercios de las personas que renuncian a sus empleos lo hacen a causa de un gerente ineficaz o incompetente. En otras palabras, no renuncian por la compañía, renuncian por su jefe.
Muchos hombres y mujeres que ocupan puestos de líderes aspiran a convertirse en los líderes que la gente necesita y merece, buscan maneras de integrar sus creencias espirituales con la aplicación práctica en el trabajo y en su vida personal.
Hoy los líderes deben afrontar situaciones difíciles y los principios imperecederos del liderazgo al servicio de los demás responden a esos desafíos.
Tenemos la <<tecnología>> para llegar a ser líder con vocación de servicio, no solo en el área del <<conocimiento>> sino también de la conducta y las acciones.
La mayoría de las personas que tienen la voluntad y la intención de cambiar, crecer y mejorar pueden aprender y aplican las habilidades del liderazgo al servicio de los otros.
Tenga en cuenta que nadie se convierte en un mejor líder después de leer un libro, escuchar una cinta grabada, mirar un vídeo de formación o asistir a otro curso sobre liderazgo. Sin duda, puede aprender sobre liderazgo por esos medios, pero jamás, podrá ser un mejor líder sólo por hacer esas cosas.
Convertirse en un líder capacitado es como llegar a ser un médico, un cocinero, un abogado, un pianista o un golfista experto. Con la lectura de un libro o la asistencia a un curso se puede obtener información y discernimiento sobre un tema, pero la clave es su aplicación práctica. Nadie aprende a nadar sólo con leer las instrucciones de un libro.
Si usted desea ser un mejor líder, debe estar motivado y dispuesto a cambiar y crecer. Necesita buscar y aceptar las críticas de los otros, a fin de poder evaluarse con más objetividad. Si queremos líderes mejor capacitados, tenemos que ser capaces de examinar los viejos hábitos, consignas y conductas que es necesario identificar y cambiar. Par ser un mejor líder más eficiente hay que estar dispuesto a abandonar los viejos hábitos y aprender otros nuevos. Hay pocas cosas más difíciles en la vida que eliminar los viejos hábitos profundamente arraigados. Y, en este sentido, son pocos los que se benefician de un curso o taller de liderazgo.
La meta de este taller es enunciar claramente los principios del liderazgo con vocación de servicio, de una manera sencilla, concisa y directa.
Desarrollar el carácter requiere un cambio y por lo tanto es mucho más fácil decirlo que hacerlo. El esfuerzo e incluso el dolor que experimentamos cuando intentamos cambiar nuestro carácter, eliminando los viejos hábitos para llegar a ser alguien diferente de lo que hoy somos, no es una tarea fácil.
Definición de Liderazgo
Las habilidades para influir sobre la gente para que trabaje con entusiasmo en la consecución de objetivos en pro del bien común y con el carácter que inspira confianza.
No confundir el liderazgo con la gestión empresarial.
La gestión concierne a las tareas que hacemos: La planificación, el presupuesto, la organización, la resolución de problemas, controlar, mantener el orden, desarrollar estrategias y una serie de cosas más. La gestión es lo que hacemos. El liderazgo es lo que somos.
Hay muchos gerentes que eran incapaces de liderar a otros seres humanos y de inspirarlos para hacer cosas importantes. Y, a la inversa hay algunos líderes muy eficientes que no eran gerentes especialmente astutos.
El hecho de saber cómo hacer la tarea no tiene nada que ver con el desarrollo de habilidades necesarias para inspirar a los otros a llevarla a cabo con éxito. Las habilidades técnicas y orientadas a la tarea que los gerentes procuran desarrollar y que les ha permitido llegar hasta la posición de liderazgo no le sirven para convertirse en Líderes eficientes. Para ello se requiere un conjunto de habilidades totalmente diferentes.
El liderazgo implica motivar a la gente. Significa influir en las personas para que contribuyan al bien común con su mente, espíritu, creatividad y excelencia. Liderar es conseguir que el empleado se comprometa con la misión, se esfuerce y desarrolle toda su capacidad.
Una organización en la que todos sus miembros asumen la responsabilidad del liderazgo y comprenden que son responsables del éxito del equipo es un ejemplo digno de imitar.
No se necesita ningún poder relacionado con un puesto ejecutivo para influir positivamente en los otros, de ahí que un líder se gana la autoridad.
Autoridad: El arte de conseguir que la gente haga voluntariamente lo que tú quieres debido a tu influencia personal.
Definición de poder: Es la capacidad de obligar o coaccionar a alguien para que haga lo que usted desea, aun cuando esa persona preferiría no hacerlo, debido a su posición o su fuerza.
Durante los últimos treinta años, se ha descubierto que el estilo de gestión basado en el poder da lugar a actividades colaterales indeseables, que incluyen rivalidades, falta de confianza, complicidades, estratagemas políticas y una serie de conductas dañinas que deterioran las relaciones y, en consecuencia, perjudican a la organización. Los estilos autoritarios crean temor y socavan la confianza, lo cual en última instancia impide las relaciones y el crecimiento.
COMPORTAMIENTOS DE UN LIDER CON VOCACION DE SERVICIO
PACIENTE AFABLE HUMILDE RESPETUOSO GENEROSO
INDULGETE HONRADO CUMPLE SUS COMPROMISOS
PACIENCIA: Mostrar dominio de uno mismo.
(No es la capacidad de esperar, sino la habilidad de mantener una buena actitud mientras esperas).
El líder debe dar ejemplo de comportamiento para los jugadores, los niños, los empleados o para cualquiera que esté bajo su mando. Si el líder se pone a gritar o muestra cualquier otra forma de falta de dominio de sí mismo, está claro que no se puede esperar que el equipo se controle o se comporte con responsabilidad.
También es importante que se constituya un entorno en el cual la gente tenga la seguridad de que si comete un error no va a tenérselas que ver con su jefe que le va a montar un escándalo tremendo. Si a un niño que está aprendiendo a andar le pegas cada vez que se cae, no creo que llegue a interesarse mucho por conseguirlo, ¿verdad? Probablemente pensará que es mucho más prudente conformarse con gatear, agachar la cabeza y no arriesgarse. Pues yo conozco a muchos empleados a los que se ha intimidado y a los que les pasa exactamente lo mismo.
El líder tiene la responsabilidad de exigir responsabilidades a su gente. Hay muchas formas de respetar la dignidad de la gente sin pasar por alto sus deficiencias. Hay que tener siempre presente, que estamos tratando con adultos. No son esclavos, ni animales que tengamos derecho a apalear. Como líderes, nuestro trabajo consiste en señalar cualquier desajuste que pueda darse entre el estándar establecido y el trabajo realizado, pero no hay por qué darle un cariz emocional. El líder puede decidir dárselo, pero no tiene por qué ser así.
La palabra «disciplina», «disciplinar», viene de la misma raíz que «discípulo», y significa enseñar o entrenar. El objetivo de cualquier acción disciplinaria debe ser corregir o cambiar un comportamiento, entrenar a la persona, no castigarla. Una disciplina puede ser progresiva: primer aviso, segundo aviso y, finalmente, «no estás ya en el equipo». Ninguno de esos pasos tiene por qué tener un cariz emocional.
AFABILIDAD: Prestar atención, apreciar y animar.
(Significa que es de fácil acceso para hablar. Por ello se llama afable a la persona que resulta agradable acercarse para conversar con ella).
Como la paciencia y todos los demás rasgos de carácter que estamos discutiendo, la afabilidad tiene que ver con cómo actuamos, no con cómo sentimos. Tomemos por ejemplo la palabra atención, para empezar. ¿Por qué es tan importante el tomarse el trabajo de prestar atención a los otros para un líder?
Ponemos el ejemplo del efecto Hawthorne: hace unos años un investigador en Harvard, Elton Mayo, que quiso demostrar en una fábrica de la Western Unión en Hawthorne, New Jersey, que existía una relación directa entre la mejora de la productividad y la mejora de las condiciones ambientales de los trabajadores.
Uno de los experimentos consistía simplemente en aumentar la iluminación en el interior de la planta, se registró de inmediato un aumento de la productividad. Continuando con el estudio sobre condiciones ambientales de los trabajadores, en la etapa siguiente los investigadores disminuyeron la iluminación, para no mezclar variables.
¿Y sabes qué pasó con la productividad de los trabajadores? —Volvió a bajar, por supuesto- No, ¡la productividad aumentó de nuevo! Así pues, lo que provocaba el aumento de la productividad no tenía que ver con la intensidad de la iluminación, sino con el hecho de que hubiera alguien que estuviera pendiente de los trabajadores. Este fenómeno se llamó a partir de entonces el Efecto Hawthorne.
Lo importante era prestar atención a la gente. Y he llegado a pensar que la mejor forma de prestar atención a la gente es, con mucho, escucharlos activamente. Mucha gente da por sentado, de forma equivocada, que escuchar es un proceso pasivo consistente en estar silencioso mientras el otro habla. Puede que pensemos incluso que sabemos escuchar, pero con frecuencia, nos estamos limitando a escuchar selectivamente, haciendo juicios sobre lo que se está diciendo y pensando en cómo dar por terminada la conversación o en cómo llevar la conversación por otros lados que nos parecen preferibles.
Somos capaces de pensar casi cuatro veces más deprisa de lo que los otros pueden hablar. Por consiguiente, tenemos generalmente en la cabeza un montón de ruido, de conversación interna, mientras estamos escuchando. El trabajo de la escucha activa tiene lugar en nuestra mente. La escucha activa requiere un disciplinado esfuerzo para silenciar toda esta conversación interna mientras tratamos de escuchar a otro ser humano.
Requiere un sacrificio, el máximo esfuerzo por nuestra parte, para bloquear el ruido y entrar realmente en el mundo del otro, aunque sólo sea por unos minutos. La escucha activa consiste en tratar de ver las cosas como el que habla las ve, y tratar de sentir las cosas como el que habla las siente. Esta identificación con el que habla tiene que ver con la empatía y requiere un esfuerzo más que considerable.
¿Y qué mensajes estamos enviando, consciente o inconscientemente, a la gente cuando nos esforzamos al máximo en la escucha activa?
El hecho de hacer todo lo posible por apartar cualquier distracción, incluidas las mentales, transmite un mensaje con mucha fuerza al que está hablando: que realmente te importa lo que dice, que ella/él es una persona importante.
También es importante elogiar a la gente. Felicitarles cuando hacen algo bien, en vez de ser como el «ejecutivo gaviota» y estar siempre mirando a ver si pillamos a la gente haciendo algo mal.
HUMILDAD: Ser auténtico y sin pretensiones ni arrogancia.
(No es ser pobre, humildad quiere decir que no te crees más que los demás)
Lo que les pedimos a nuestros líderes es autenticidad, la capacidad de ser ellos mismos con la gente, no los queremos vanidosos, pedantes, autosuficientes. Los egos realmente entorpecen y pueden levantar murallas entre la gente. Los sabelotodo y los líderes arrogantes consiguen aburrir a mucha gente. Esta arrogancia es también una pretensión poco honesta porque no hay nadie que lo sepa todo o que controle todo. Para mí, la humildad no es hacerse de menos, sino pensar menos en uno mismo.
RESPETO: Tratar a los demás como si fueran gente importante.
(Significa, valorar a los demás, acatar su autoridad y considerar su dignidad. El respeto se acoge siempre a la verdad; no tolera bajo ninguna circunstancia la mentira y repugna la calumnia y el engaño, exige un trato amable y cortes; es la esencia de las relaciones humanas, de la vida en comunidad, del trabajo en equipo, de la vida conyugal, de cualquier relación interpersonal).
Comenta un militar: Ahora resulta que tengo que arrodillarme ante la gente con afabilidad y elogios y respeto. Pues mira, yo soy un sargento de instrucción y me estáis pidiendo algo que, sencillamente, no es mi estilo. Me estáis pidiendo algo que a mí me resulta antinatural.
El profesor—, si yo mandara en tu cuartel, en tus barracones, a la personalidad más alta del Ejército, supongo que tú serías sumamente respetuoso y atento; hasta puede que hicieras gala de muchos de estos comportamientos que estamos discutiendo ¿no es así? Mirando fijamente al profesor, el militar contestó: —¡Demonios, tienes toda la razón!
El general es un hombre muy importante y se merece todo ese respeto por mi parte, y yo se lo mostraría.
Le dice el maestro—. Estás diciendo que sabes cómo ser respetuoso y atento, sabes cómo elogiar a la gente, pero sólo estás dispuesto a hacerlo por la gente que te parece importante. Así que eres capaz de comportarte de esa manera, pero eres muy selectivo en cuanto a los receptores de esas atenciones.
El profesor continuó a partir de ese momento: ¿Crees que podríamos tratar a todo aquel que dirigimos como si fuera una persona importante? Imagínate tratando a cualquier empleado, el de la carretilla elevadora, como si fuera el presidente de la compañía, o a los alumnos como si fueran miembros del claustro, o a las enfermeras como si fueran médicos, o a los soldados rasos como si fueran el general. Al militar, ¿podrías tú tratar a cada hombre de tu pelotón como si fuera un importante general?
Pues sí, supongo que podría, pero me costaría mucho —admitió con reticencia el, militar.
—Efectivamente, al militar —continuó el profesor—, como iba diciendo, el liderazgo requiere un gran esfuerzo. Los líderes tienen que decidir si están o no dispuestos a dar lo mejor de sí mismos por aquellos a los que dirigen.
¡Pero yo sólo trato con respeto a aquellos que se lo han ganado! ——continuó objetando el militar——. Después de todo, el respeto es algo que uno tiene que ganarse, no El profesor, le contestó: —Me temo que ese viejo prejuicio puede ser también un paradigma erróneo para un líder. Yo creo que Dios no creó basura humana, sólo gente con problemas de comportamiento. Y todos tenemos problemas de comportamiento.
Pero ¿no nos merecemos algún respeto, sólo por el hecho de ser seres humanos? La definición de respeto: «tratar a la gente como si fuera importante». Yo creo que deberíamos añadir a esta definición «porque son importantes». Y si no estás de acuerdo con esta idea, trata de pensar que se merecen algún respeto porque son parte de tu equipo, de tu pelotón, de tu familia, de tu lo que sea. El líder tiene un interés personal en el éxito de aquellos a los que dirige. De hecho, en nuestro papel de líderes está incluido el ayudarles a conseguir ese éxito.
GENEROSIDAD: Satisfacer las necesidades de los demás.
Lo opuesto a generosidad es egoísmo, que significa: «mis necesidades primero».
La generosidad pues, consiste en satisfacer las necesidades de los demás, aunque eso signifique sacrificar tus propias necesidades y deseos. Esto podría ser también una espléndida definición de liderazgo: Satisfacer las necesidades de los demás antes que las de uno. Pero, si estamos siempre satisfaciendo las necesidades de los demás, ¿no van a acabar demasiado consentidos y aprovechándose de nosotros? Se supone que lo que hay que satisfacer son sus necesidades, no sus deseos. Si proveemos a la gente legítimamente de lo que requiere para su bienestar mental o físico, no creo que los estamos echando a perder. Hablamos de necesidades, no de deseos, de ser un servidor, no un esclavo.
INDULGENCIA: No guardar rencor al que nos perjudica.
(Cuida tus pensamientos porque se volverán actos. Cuida tus actos porque se harán costumbres. Cuida tus costumbres porque formaran tú carácter. Cuida tú carácter porque formara tu destino. Y tú destino será tu vida. Gandhi).
¿Por qué es importante que un líder desarrolle esta cualidad de carácter? Porque la gente no es perfecta. La indulgencia no significa que tengamos que aparentar que lo que no está bien no ha sucedido, o no enfrentamos a ello cuando sucede. Al contrario, debemos practicar un comportamiento positivo hacia los demás, no un comportamiento pasivo como si fuéramos un felpudo, o un comportamiento agresivo que viole los derechos de los otros. El comportamiento positivo consiste en ser asertivo, abierto, honrado y directo con los demás, pero siempre de forma respetuosa.
El comportamiento indulgente consiste en enfrentarse a las situaciones según surgen de modo positivo y en desprenderse de cualquier resquicio de rencor. Si en tu papel de líder no eres capaz de desprenderte del rencor, acabarás consumiéndote y perdiendo eficacia.
Con frecuencia el rencor destruye la personalidad humana. Creo que todos hemos conocido personas que se pasan la vida dándole vueltas a sus rencores y se vuelven cada vez más amargados y desgraciados.
La abuelita solía decir: «¡Mientras que tú sufres por tu rencor, el otro está de fiesta!».
HONRADEZ: Estar libre de engaños.
(Es una cualidad humana que consiste en comportarnos y expresarnos con sinceridad, practicando la verdad y justicia en todo momento; significa ser sinceros en todo lo que decimos y hacemos).
Yo creía que la honradez tenía que ver con no mentir. Pero estar libre de engaños es bastante más amplio, ¿no?
A nuestros niños les enseñamos en el colegio que una mentira es una comunicación de cualquier tipo hecha con intención de engañar a otro. Puede que callar o no decir toda la verdad se consideren «mentiras piadosas», socialmente aceptables, pero no dejan de ser mentiras.
La honradez es la cualidad que más gente pone en cabeza de la lista de cualidades que esperan en un líder. También dijimos que la confianza, cimentada sobre la honradez, es el cemento que mantiene las relaciones humanas. La honradez implica ayudar a la gente a tener perspectivas claras, hacerles responsables, estar dispuesto a dar tanto las buenas como las malas noticias, informarles sobre los resultados de su trabajo, ser consecuente, tener reacciones previsibles y ser justo. En suma, vuestro comportamiento debe estar libre de engaños y consagrado a la verdad a toda costa.
Anécdota: En mi antiguo trabajo en el mundo de los negocios, mi primer gerente solía decirme que, si no conseguíamos hacer trabajar bien a la gente, no estábamos siendo honrados. Es más, ella llegaba incluso a decir que los líderes que no hacen que su gente cumpla con el estándar establecido son, de hecho, unos ladrones y unos mentirosos. Ladrones porque están estafando al accionista que les paga para conseguirlo, y mentirosos porque pretenden que todo va bien con su gente, cuando de hecho no es así.
He conocido a más de un supervisor que piensa que mientras todo el mundo esté contento en su sección, todo va sobre ruedas. Se niegan a plantear las deficiencias por miedo a no caer bien, a que la gente se enfade con ellos. Nunca se me había ocurrido pensar hasta qué punto este proceder es deshonesto. Yo creo que mucha gente quiere saber, y de hecho lo necesita, en qué punto están con su líder.
COMPROMISO: Atenerse a las propias elecciones.
El compromiso es, probablemente, el comportamiento más importante de todos. Y por compromiso entiendo sentirse comprometido con los compromisos que se hacen en la vida. Esto es importante porque los principios que estamos discutiendo requieren un enorme esfuerzo, y si no estás comprometido como líder, probablemente acabaras dejándolo y volviendo al poder.
Desgraciadamente, «compromiso» no es una palabra muy popular hoy en día. Si no queremos al niño, abortamos, si no queremos a nuestra mujer, nos divorciamos, y ahora, si no queremos al abuelito, siempre nos queda la eutanasia. Una limpísima y simpática sociedad de usar y tirar…
Sí…, todo el mundo está dispuesto a implicarse, pero no a comprometerse. Y no es lo mismo para nada. La próxima vez que estés comiendo huevos con jamón recuerda esto: ¡la gallina estaba implicada, pero lo del cerdo fue un compromiso!
El verdadero compromiso es una visión del desarrollo personal y del desarrollo del grupo junto con una mejora continua. El líder comprometido está consagrado a un desarrollo integral de su persona y a una mejora continua, se compromete a llegar a ser el mejor líder que puede llegar a ser, el que la gente a la que dirige se merece.
Es difícil trabajar con estos comportamientos, pero no imposible, con el deseo de estar perseverando puede uno alcanzar un buen porcentaje de cada uno de ellos, los cuales son: paciencia, humildad, afabilidad, respeto, generosidad, indulgencia, honradez y compromiso. Servir a los otros y sacrificarse por ellos exige estos comportamientos. Y cuando ya nos hemos forjado esa autoridad con la gente es cuando merecemos ser llamados líderes.
Para finalizar habrá que tener cuidado con la manipulación es, por definición, influenciar a la gente en beneficio personal. Creo que en el modelo de liderazgo con vocación de servicio se influye en la gente para beneficio mutuo.