La educación y su poder transformacional

La Educación y su poder transformacional

Innegablemente, la educación tiene un poder transformador. Desde del origen de su palabra en latín educere que significa conducir, orientar, guiar; nos podemos dar una idea del alcance de este importante proceso, porque primero tenemos que entender que es eso; un proceso que no es magia y mucho menos involucra temas paranormales o de suerte.

En lo personal yo relaciono muchísimo la palabra educación con el proceso de la metamorfosis; ya que al igual que un huevo de gusano se convierte en una bella mariposa, la educación tiene la posibilidad de transformar lo menos a lo más, conllevando al cambio de un estado a otro muy positivo de manera sorprendente y/ o extraordinaria.

Pocas personas saben de mis orígenes ya que la mayor parte del tiempo, he evitado el personalizar, no obstante, ahora tengo la oportunidad de compartir que gracias a la educación, pude salir de mi precaria condición social logrando transitar hacia una mejor realidad.

Partiendo de mi biografía personal, comparto que la comunidad en la que nací está ubicada en un pequeño poblado perteneciente al municipio de Apodaca en Nuevo León, comunidad que en los años 70´s tenía menos de 500 habitantes; entiendo que ahora la habitan menos de 100 personas.  Dicho poblado sólo contaba con una pequeña escuela donde se brindaba educación primaria; 3 grados escolares en el turno de la mañana y los otros 3 grados en el turno vespertino. A pesar de lo precario de las instalaciones de mi escuela primaria, logró tener profesores y profesoras muy comprometidas con su vocación. Al paso del tiempo, puedo reconocer que gracias al ejemplar modelo de mis profesores, ello me despertó el interés de estudiar en primera instancia para ser “Maestra” ya que me extasiaba ver cómo iban logrando que la mayoría de sus alumnos, fuéramos avanzando en nuestro saber. Como dato anecdótico vale la pena mencionar que en mi comunidad no teníamos “Kinder” y que al margen de ello, a pesar de sólo tener 5 años me dieron la oportunidad de cursar el primer año de la Primaria, pudiendo terminarla a los 11 años. Derivado de lo compartido con anterioridad, comento que fueron muy coincidentes mis experiencias en dicha etapa de mi vida con lo expuesto en la reciente película “El último vagón”.

Como parte del proceso evolutivo que conlleva la educación y al margen de que en mi familia fui la mayor y única mujer de 5 hijos y que mi padre como muchos de su época, no aprobaba que estudiara por ser mujer y por qué  la situación económica de la familia era muy precaria, eso no fue impedimento para que con la ayuda de becas  y trabajo compartido con los estudios, me llevaran a concluir mi estudios profesionales  como Contador Público y Auditor en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL)  en diciembre de 1988.   No está por demás comentar que en las dos familias, la materna y la paterna, fui la primera mujer que pudo terminar una carrera universitaria.

El mencionado logro y mi trabajo como Auxiliar Contable 3 años antes en la cooperativa para la cual aún laboro, me posibilitó ganarme la confianza de su Consejo de Administración dándome el puesto de Gerente General con tan sólo 21 años de edad. Así mismo, consciente de la necesidad de seguirme preparando para estar a la altura de las exigencias de mi puesto, solicité la oportunidad de realizar mis estudios de maestría en Administración con especialidad en Finanzas en la misma UANL compartiendo los costos con la cooperativa. Más tarde, la cooperativa me brindó la posibilidad de realizar un programa de perfeccionamiento directivo en una importante escuela de negocios y desde el 2009 me ha mantenido en su programa de continuidad y actualización.

No resulta redundante mencionar que la condición económica y social de nuestro país, está fuertemente vinculado al bajo nivel de estudios de los mexicanos; basta mencionar que al 2020, en México teníamos sólo 9.7 años de escolaridad según datos del INEGI y la situación se agrava en las zonas rurales y/o indígenas.

En últimas fechas se ha puesto a debate el que no es necesario contar con una carrera profesional para salir adelante en la vida, lo anterior se apoya en nuevos y lucrativos “trabajos” que aparentan ser la panacea sobre todo para un sector de los jóvenes que buscan ganancias rápidas y con el menor esfuerzo. De lo antes expuesto puedo mencionar que en muchos de esos “trabajos” se puede visualizar claramente la carencia de conocimientos y habilidades básicas, que ponen en riesgo la sostenibilidad en el tiempo de dichos trabajos, ello sin mencionar que puedan estar relacionados con actividades no lícitas o de dudosa reputación.

Peor aún, es el escenario que pinta un TickTock reciente que se hizo viral, tildado “el más deprimente” pues alude a la historia de jóvenes que comparten sus sueños profesionales rotos. Dicho escenario se relaciona con un artículo titulado “Pocas oportunidades para los jóvenes”, publicado en agosto de 2022 por la Universidad Nacional de México, en donde muestra como las crisis económicas recurrentes de los últimos 40 años han provocado que los jóvenes tengan cada vez menos oportunidades laborales. 

En adición a lo anterior y partiendo de mi historia personal puedo asegurar que un adecuado sistema de capacitación dual (escuela/trabajo) similar al usado en países como Alemania, constituye un factor de éxito en el desarrollo de aptitudes y habilidades para un mejor desarrollo profesional y personal.

Creí oportuno que conocieran más sobre mi persona ya que en analogía con el ejemplo del huevo del gusano, me siento muy privilegiada de haber podido llegar a convertirme en una mariposa que siempre inquieta y de manera muy humilde, reconocerá que debe seguir aprendiendo y educándose para poner al servicio de los demás, los dones recibidos.

Por último y no menos importante, considero necesario recalcar que no es casual que el cooperativismo tenga como uno de sus principios la educación, pues ello representa la posibilidad de que independientemente de que las personas no puedan acceder a estudios académicos, las cooperativas debemos guiar, orientar o conducir a nuestros Socios para que puedan tener sus propias metamorfosis. Siempre será mucho mejor si también incidimos para que también puedan lograr el término de sus estudios formales y de manera acreditada.

Aprovecho el espacio para reiterar mi agradecimiento perenne a CSN por los primeros 50 años de su fundación oficial, refrendando mi compromiso para continuar retribuyendo al máximo las oportunidades brindadas.


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